viernes, 23 de junio de 2017

Encefalopatia de Wernicke

Actualización clínica
Encefalopatía de Wernicke en el paciente alcohólico
Wernicke encephalopathy in alcoholic patients
A.J. Chamorro Fernándeza,c, M. Marcos Martínb,c, F.J. Laso Guzmánb,c,??
a Servicio de Medicina Interna, Complejo Hospitalario de Ourense, Ourense, España
b Servicio de Medicina Interna II, Hospital Universitario de Salamanca, Salamanca, España
c Grupo de Alcohol y Alcoholismo de la Sociedad Española de Medicina Interna
Recibido 06 marzo 2011, Aceptado 11 abril 2011
Resumen
Varón de 67 años que es trasladado por su familia al hospital por presentar un cuadro de siete días de evolución consistente en: somnolencia continua, bradipsiquia e inestabilidad en la marcha. El paciente vivía solo y entre sus antecedentes personales destacaba un consumo de alcohol superior a 100-120g/día con una dieta escasa en calidad y cantidad. En la exploración general se apreciaban estigmas de hepatopatía crónica, incluyendo telangiectasias y eritema palmar bilateral. Desde el punto de vista neurológico presentaba hiporreflexia en extremidades inferiores, temblor cerebeloso de predominio derecho, dismetría bilateral en prueba talón rodilla y ataxia de la marcha. Con los datos aportados se realizó el diagnóstico al ingreso de encefalopatía de Wernicke. ¿Cómo debe ser evaluado y tratado este paciente?
Abstract
A 67-year old male was brought to the hospital by his family because he had been suffering from somnolence, bradypsychia and gait disturbance for one week. He lived alone, reported an ethanol intake higher than 100-120g/day. His diet was limited in quality and amount. The physical examination showed stigmata of chronic liver disease. The neurological exam revealed right-side cerebellar tremor, bilateral dysmetria and gait ataxia as well as hyporeflexia in the lower limbs. He was diagnosed of Wernicke encephalopathy. How should this patient be evaluated and treated?
Palabras clave
Encefalopatía de Wernicke, Alcoholismo, Déficit de tiamina
Keywords
Wernicke encephalopathy, Alcoholism, Thiamine deficiency
El problema clínico
La encefalopatía de Wernicke (EW) es una patología neuropsiquiátrica aguda o subaguda debida al déficit de tiamina o vitamina B1. Recibe su nombre de Carl Wernicke, que describió por primera vez en 1881 una encefalopatía aguda caracterizada por confusión mental, oftalmoplejía y ataxia de la marcha1. La EW se ha descrito, además de en sujetos con alcoholismo, en enfermedades tan dispares como la anorexia nerviosa, la diálisis peritoneal, neoplasias diseminadas, la hiperemesis gravídica o en pacientes intervenidos de cirugía gastrointestinal2. En cualquier caso, la EW continúa presentándose principalmente en pacientes con consumo excesivo de etanol.
La prevalencia real de esta enfermedad está probablemente infraestimada, ya que diferentes estudios han observado una prevalencia de lesiones típicas de EW entre el 0,8 y el 2,8% de las autopsias realizadas en la población general3,4. La aparición de estas mismas lesiones características de la EW se han descrito en el 12,5% de las autopsias de pacientes alcohólicos5 y se ha comprobado la presencia de lesiones características de esta enfermedad entre un 29 y un 59% de pacientes que habían fallecido precisamente por causas relacionadas con el alcohol6,7. En cuanto a la distribución por género, la prevalencia de la EW en varones prácticamente duplica la de las mujeres8. Dada la mayor proporción de alcohólicos varones en la población general, algunos autores han sugerido que el sexo femenino puede ser más susceptible al desarrollo de EW, aunque son necesarios más estudios para confirmar esta observación7,9.
Desde un punto de vista fisiopatológico, la tiamina actúa como cofactor de diferentes enzimas, como la transcetolasa, la alfa-cetoglutarato deshidrogenasa o la piruvato deshidrogenasa; todas ellas claves en el metabolismo energético9. Por tanto, es necesaria en diferentes vías del metabolismo hidrocarbonado, lipídico o proteico, como la producción de la vaina de mielina o la síntesis de neurotransmisores10. Se encuentra en grandes cantidades en alimentos como la levadura, legumbres, carne de cerdo, arroz y cereales, y se absorbe en el duodeno por un proceso activo11. El déficit de tiamina en alcohólicos se debe a una dieta inadecuada, junto a la combinación de diversos factores. Así, en modelos animales de consumo excesivo de alcohol se ha observado una disminución de la actividad del transportador activo de tiamina intestinal12, lo que determina una reducción de la absorción gastrointestinal de dicha vitamina. Además, en pacientes alcohólicos se ha descrito una disminución del depósito hepático de tiamina, fundamentalmente en aquellos con disfunción hepática13, y una alteración en su utilización, que parece deberse al déficit de magnesio también habitual en alcohólicos12,14. Desde un punto de vista celular, la reducción de la actividad de la alfa-cetoglutarato deshidrogenasa es la alteración bioquímica más precoz. Este hecho determina una proliferación de la microglía, pero sin muerte neuronal15. En cambio, el descenso de la actividad enzimática transcetolasa y piruvato deshidrogenasa ocasionan una menor utilización de la glucosa, con el consecuente defecto del metabolismo energético celular y aparición de estrés oxidativo, que determina finalmente necrosis neuronal y aparición de lesiones estructurales irreversibles en las áreas características del cerebro16.
Las alteraciones anteriormente descritas se traducen en hallazgos anatomopatológicos consistentes en congestión vascular, proliferación de la microglía y hemorragias petequiales. Aunque las lesiones suelen variar dependiendo del estadio y de la gravedad de la EW, existen cambios histopatológicos típicos que afectan a áreas específicas del cerebro17. En casos crónicos son más características la desmielinización y la gliosis con relativa preservación neuronal. La atrofia de los cuerpos mamilares está presente hasta en el 80% de los casos de EW crónico, aunque lo más característico es la distribución simétrica de las lesiones en diferentes localizaciones del sistema nervioso central9.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la EW es eminentemente clínico, basado en la tríada clásica de ataxia, alteraciones oculares y cuadro confusional. La ataxia afecta predominantemente a la marcha y a la estabilidad; y es probable que se deba a una combinación de polineuropatía, afectación cerebelosa y disfunción vestibular. Las alteraciones oculares consisten principalmente en nistagmus, paresia del IV par craneal y paresia de la mirada conjugada. Suelen presentarse más a menudo combinadas que aisladas. En cuanto al cuadro confusional o encefalopático, suele destacar una profunda desorientación, con marcada indiferencia e inatención18. Estos síntomas se pueden presentar de forma más o menos simultánea, y es característico que la ataxia pueda preceder al resto de síntomas en pocos días o semanas9.
Muchos enfermos con EW no son diagnosticados clínicamente; en algunos estudios sólo lo fue una quinta parte de los pacientes7. Por este motivo, Caine et al19 desarrollaron nuevos criterios para mejorar la identificación de la EW en alcohólicos crónicos (tabla 1)19. La reproducibilidad y validez de estos criterios fueron comprobadas en 106 autopsias de pacientes alcohólicos, y se demostró que mientras la tríada clásica presentaba una sensibilidad de sólo el 23%, ésta llegaba hasta el 85% cuando se utilizaban los nuevos criterios de Caine et al2. Esta nueva forma de abordaje diagnóstico ha sido empleada cada vez con más frecuencia por diferentes autores20,21, y por ello ha sido incluida recientemente dentro de los criterios diagnósticos recomendados para identificar la EW, no sólo en el paciente alcohólico, sino también en individuos no alcohólicos (nivel de evidencia B, eficacia probable)2.
Tabla 1.
Diagnóstico clínico de la encefalopatía de Wernickea
Dieta deficitaria 
Anormalidades oculares 
Disfunción cerebelosa 
Alteración del estado mental o leves trastornos de la memoria 
Fuente: Caine D, et al19.
a
Se considera que es necesaria la presencia de dos o más criterios para el diagnóstico de encefalopatía de Wernicke.
Además de las manifestaciones neurológicas descritas, existen otras derivadas de la afectación nerviosa (tabla 2) o de otros órganos, entre las que podemos destacar las que afectan al sistema cardiocirculatorio. Así, la miocardiopatía beribérica es más frecuente en grandes bebedores de cerveza y se presenta como un cuadro de insuficiencia cardíaca con gasto cardíaco elevado y de origen no filiado15,22. Merece la pena mencionar también al shoshin beriberi (del japonés sho, agudo, y shin, corazón) también en relación con el déficit de tiamina: se trata de una insuficiencia cardíaca de aparición brusca y rápida evolución hacia un shock cardiogénico. De forma característica, en el shoshin beriberi cursa con una acidosis metabólica importante, no sólo debida al colapso circulatorio sino también al bloqueo del ciclo de Krebs, como consecuencia de un déficit de tiamina22.
Tabla 2.
Manifestaciones clínicas neurológicas de la encefalopatía de Wernicke y su correlación anatómicaa
Síntomas y signos Localización de las lesiones 
Frecuentes al inicio  
Anomalías oculares Mesencéfalo y núcleos del III y VI pares craneales 
Deterioro del nivel y/o contenido de la conciencia Tálamo o tubérculos mamilares 
Ataxia e inestabilidad Vermis cerebeloso o vestíbulo 
Infrecuentes al inicio  
Estupor Tálamo 
Hipotermia Regiones posteriores del hipotálamo 
Crisis convulsivas Excesiva actividad glutamatérgica 
Hipoacusia Tálamo 
Fases tardías  
Hipertermia Regiones anteriores del hipotálamo 
Aumento del tono muscular y paresia espástica Vía piramidal y córtex motor 
Discinesias coreicas Áreas mesopontinas 
Coma Tálamo o tubérculos mamilares 
a
Modificada de Sechi G, et al15.
Pruebas complementarias
No hay pruebas de laboratorio útiles para el diagnóstico de la EW. Para examinar si existe una deficiencia de tiamina se puede valorar la actividad de la enzima transcetolasa en los hematíes o las concentraciones de tiamina en sangre periférica. Sin embargo, estas determinaciones se encuentran limitadas por sus dificultades técnicas y por no haberse precisado su sensibilidad y especificidad15. Habitualmente no están disponibles de forma urgente para guiar las decisiones clínicas2.
Estudios de imagen
Respecto a las pruebas de imagen cerebral, la tomografía craneal no es útil para apoyar el diagnóstico de EW, pero sí permite ayudar en el diagnóstico diferencial con otras patologías neurológicas en situaciones de urgencia. Actualmente, se considera a la resonancia magnética (RM) como la prueba complementaria más útil para confirmar el diagnóstico de EW, con una sensibilidad del 53% y una especificidad del 93%, lo que permite confirmar con un alto grado de seguridad la presencia de esta enfermedad aunque su normalidad no permita descartarla23,24. La RM permite detectar lesiones periventriculares y diencefálicas en su fase aguda, sobre todo afectando a áreas simétricas, con incremento de la señal en T2 y descenso en T125 (fig. 1). Estas alteraciones en T2 pueden desaparecer en tan solo las primeras 48 horas tras la administración de tiamina, y es en esta fase precoz cuando se puede encontrar el edema citotóxico reversible que está considerado como la lesión más característica de la EW2. La atrofia de los tubérculos mamilares es una anomalía bastante específica en pacientes con lesiones crónicas de EW, y puede comenzar a detectarse dentro de la primera semana del inicio de la enfermedad. Por tanto, la RM cerebral debería ser usada para apoyar el diagnóstico de la EW aguda y también podría ser útil en el seguimiento de estos pacientes (nivel de evidencia B, eficacia probable)2. En cualquier caso, es importante destacar que, ante la sospecha clínica de EW no se debe demorar el inicio de tratamiento por el hecho de no disponer aún de una prueba de imagen.
Resonancia magnética cerebral de un paciente con encefalopatía de Wernicke. Sobre corte coronal en región frontal potenciado en FLAIR (Fluid attenuation inversion recovery), se aprecian hiperintensidades periventriculares simétricas y en fornix.
Figura 1.
Resonancia magnética cerebral de un paciente con encefalopatía de Wernicke. Sobre corte coronal en región frontal potenciado en FLAIR (Fluid attenuation inversion recovery), se aprecian hiperintensidades periventriculares simétricas y en fornix.
Diagnóstico diferencial en lo referente con las patologías propias o estrechamente relacionadas con el alcoholismo crónico, destacan (tabla 3):
Tabla 3.
Diagnóstico diferencial de las alteraciones neurológicas producidas por el alcoholismoa
 Encefalopatía de Wernicke Degeneración cerebelosa alcohólica Mielinolisis central pontina Enfermedad de Machiafava-Bignami Abstinencia alcohólica Encefalopatía hepática Intoxicación alcohólica aguda patológica 
Forma de comienzo Aguda/subaguda Subaguda/crónica Aguda Variable Aguda Variable Aguda 
Nivel de conciencia Disminuido ++ Conservado Conservado Conservado Conservado Disminuido +++ Conservado 
Contenido de la conciencia Alterado ++ Conservado Conservado Alterado++ Alterado +++ Alterado ++ Alterado ++ 
Ansiedad Infrecuente Infrecuente Infrecuente No Sí Infrecuente Sí 
Delirio Infrecuente Infrecuente Infrecuente No Sí (zoopsias, delirium tremens en tardío) Infrecuente Sí 
Temblor No De acción No No Postural (lo más común y precoz) Flapping tremor Postural 
Taquicardia Sí No No No Intensa No Si 
Otros datos Alteraciones de la motilidad ocular, ataxia y nistagmo Ataxia, dismetría y disartria Tetraparesia progresiva, parálisis pseudobulbar Demencia, espasticidad, disartria e inestabilidad Náuseas, vómitos, convulsiones «Rum fits» Piramidalismo Tras ingesta. Aliento enólico. Amnesia lacunar 
a
Modificada de Laso Guzmán FJ, et al22.
Degeneración cerebelosa alcohólica: algunos alcohólicos desarrollan un síndrome cerebeloso crónico relacionado con la degeneración de las células de Purkinje en el córtex cerebeloso. Típicamente ocurre después de 10 o más años de consumo excesivo de alcohol y la causa parece ser una combinación de déficit nutricional y neurotoxicidad por el alcohol26. Casi todos los pacientes presentan alteraciones de la marcha como primera manifestación. El diagnóstico se realiza mediante la historia clínica y las pruebas de imagen, y se puede apreciar atrofia cortical cerebelosa.
Mielinólisis central pontina: enfermedad desmielinizante debida a una alteración hidroelectrolítica y no al alcoholismo crónico, si bien muchos casos han sido descritos en sujetos alcohólicos. El factor clave en su patogenia es la rápida corrección de una hipo o hipernatremia27 y su manifestación más característica es el denominado «síndrome de cautiverio». Se diagnostica mediante una RM que muestra lesiones protuberanciales hiperintensas en T2 e hipointensas en T127.
Enfermedad de Marchiafava-Bignami: consiste en una desmielinización o necrosis del cuerpo calloso, de causa desconocida y predominantemente se da en alcohólicos28. Clínicamente cursa con el llamado «síndrome de desconexión interhemisférica». En las pruebas de neuroimagen se aprecian lesiones en áreas del cuerpo calloso.
Síndrome de abstinencia alcohólica: es un conjunto de signos y síntomas que aparecen tras el cese de la ingesta continuada de etanol. La mayoría de los estudios diferencian entre síndrome de abstinencia alcohólica precoz y tardío, que habitualmente se correlacionan con los conceptos de menor y mayor, en atención a la gravedad de los síntomas26. Así, el síndrome precoz o menor de abstinencia hace referencia a los síntomas que se manifiestan en las primeras 24-48 horas después del cese de la ingesta alcohólica. En un pequeño porcentaje de pacientes, el cuadro clínico puede evolucionar después de las primeras 48 horas hacia formas más graves caracterizadas por la presencia de alteración de la conciencia y delirio, habitualmente acompañado de un mayor grado de hiperactividad autonómica, en lo que se reconoce como síndrome tardío o mayor de deprivación (delirium tremens)14.
Intoxicación alcohólica aguda patológica: es una reacción idiosincrásica al etanol que se desarrolla incluso con ingesta escasa o moderada de alcohol. El diagnóstico debería ser de exclusión, una vez descartadas otras patologías como el traumatismo craneal, hipoxia, hipotermia, encefalopatía hepática e hipoglucemia22.
Tratamiento y profilaxis
Si bien es obvio que el tratamiento de la EW debe ser la reposición de tiamina lo antes posible, esta evidencia no procede de ensayos clínicos controlados debido a la dificultad para realizarlos. De igual forma, no hay datos que concluyan cuál es la dosis más adecuada, la vía o el tiempo de administración. También se desconoce si otro tipo de tratamientos podría ser útil. Con los datos disponibles, la Federación Europea de Sociedades de Neurología recomienda con un nivel de evidencia C (eficacia posible), la administración de 200mg de tiamina (diluida en 100ml de suero fisiológico), tres veces al día2. Por otra parte, existe también acuerdo acerca de la conveniencia de instaurar una dieta normal lo antes posible. A favor de la administración intravenosa de tiamina, cabe destacar que este fármaco ha mostrado un buen perfil de seguridad, independientemente de la vía de administración29. El tratamiento debería mantenerse hasta la estabilización clínica2 y las deficiencias de otras vitaminas o electrolitos como el magnesio, deberían ser también corregidas15.
En cuanto a la profilaxis, se recomienda la utilización de tiamina en situaciones de riesgo como son los pacientes alcohólicos, anorexia, pacientes oncológicos o sometidos a cirugía bariátrica, a dosis de 200mg por vía parenteral, en especial antes de la administración de suero glucosado.
Áreas de incertidumbre
Con respecto al diagnóstico, el principal problema que se plantea en la EW es el diagnóstico precoz. Los criterios clínicos de Caine et al poseen una alta sensibilidad (85%)2, pero son poco específicos, por lo que la presencia de los mismos puede no ser suficiente para establecer el diagnóstico, particularmente en pacientes que no están incluidos en los grupos con un elevado riesgo de padecer esta patología. Por otro lado, no existen en todos los centros pruebas de laboratorio que permitan establecer el diagnóstico de forma definitiva. El hecho de que las lesiones cerebrales puedan revertir rápidamente si se administra tiamina, disminuye la sensibilidad de la RM. Por tanto, salvo que se desarrollen nuevas pruebas o criterios diagnósticos, debemos asumir que el diagnóstico de EW debe realizarse de forma presuntiva en la mayoría de los casos y que la imposibilidad de confirmarlo no debe evitar comenzar el tratamiento adecuado.
En lo referente a la profilaxis y tratamiento, el único tratamiento que se puede recomendar en este momento es la reposición de tiamina, aunque no exista evidencia procedente de ensayos clínicos controlados. Los datos disponibles apuntan a su uso intravenoso, dada la seguridad y eficacia de esta vía, pero no existe evidencia clara respecto a la dosis o el tiempo de administración. Además de la reposición de tiamina, sería de máximo interés desarrollar terapias que pudieran revertir o modificar la evolución de la enfermedad.
Guías clínicas
En el año 2010 la Federación Europea de Sociedades de Neurología publicó una guía clínica en la que se recogen las principales recomendaciones para el manejo de la EW2. La revisión sistemática realizada mostró que la evidencia científica existente es escasa en casi todos los aspectos de esta enfermedad. Las recomendaciones indicadas en esta actualización son, en gran medida, consistentes con esta guía clínica.
Conclusiones
En el paciente descrito, la anamnesis y exploración neurológica completa permitieron sospechar una EW pese a la presentación clínica relativamente inespecífica. En este caso, el alcoholismo crónico y la presencia de 3 de los 4 criterios clínicos de Caine et al19 permite realizar un diagnóstico de sospecha e iniciar el tratamiento. El diagnóstico de esta enfermedad, como se ha remarcado, sigue siendo clínico, apoyado en la RM y, en los casos favorables, la rápida respuesta a la tiamina intravenosa. Debido a la seguridad de este tratamiento, no podemos por menos de incidir en la recomendación de administrar tiamina cuanto haya datos sugerentes, aunque no dispongamos de un diagnóstico inequívoco.
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La microcefalia por Zika no es visible en etapas tempranas del embarazo

La microcefalia en los fetos de madres infectadas con el virus de Zika es indetectable en las imágenes prenatales en las primeras etapas del embarazo, según ha demostrado un estudio.[1]
En una serie de casos de embarazos afectados por el virus de Zika, la mediana de tiempo entre el inicio de los síntomas de la infección y la evidencia de microcefalia en imágenes craneales y cerebrales seriadas fue de 18 semanas. El diagnóstico más temprano ocurrió a las 24 semanas de gestación, informaron el Dr. Miguel Parra-Saavedra, PhD, director de medicina materno-fetal de la Clínica Cedifetal en Barranquilla, Colombia, y sus colaboradores, en un artículo publicado el 6 de junio en Obstetrics & Gynecology.
El análisis "informa la comprensión de la historia natural de la infección perinatal por el virus de Zika, y advierte contra el hecho de tranquilizar falsamente a las pacientes que tienen resultados ecográficos normales, que se encuentran a meses de la presunta infección materna", escriben los autores.
Los investigadores revisaron los resultados de los estudios de laboratorio y de imagen de 17 mujeres con infección por virus de Zika que recibieron tratamiento en una de las dos clínicas privadas de referencia perinatal en Colombia entre diciembre de 2015 y septiembre de 2016. El estudio incluyó en el análisis a mujeres en quienes se detectó ARN del virus de Zika por reacción en cadena de la polimerasa en las secreciones (materno o fetal), así como a aquellas en las que los hallazgos de la ecografía fetal o resonancia magnética eran consistentes con el síndrome congénito de Zika.
De las 17 mujeres, 14 presentaron síntomas de la enfermedad por virus de Zika, y la mediana de edad gestacional en la que se presentaron los síntomas fue de 10 semanas. En las 3 mujeres restantes, las muestras de líquido amniótico fueron positivas para Zika en las 20, 28 y 33 semanas de gestación, respectivamente.
La ecografía seriada mostró microcefalia (definida como un perímetro cefálico menor a 3 desviaciones estándar por debajo de la media) en 15 de los 17 lactantes a las 28 semanas (mediana de edad gestacional).
Tres de los neonatos mostraron signos tempranos del síndrome congénito de Zika antes del diagnóstico de microcefalia, incluyendo pie equinovaro (talipes equinovarus) en 1 caso, y ventriculomegalia en los otros 2 casos.
Se contó con los resultados ecográficos de 13 de las pacientes con antecedente de síntomas de infección por virus de Zika durante el primer trimestre, los reportes a las 20 y 24 semanas de gestación no fueron positivos para microcefalia, aunque las siguientes ecografías en la serie sí lo fueron, escriben los autores.
Como parte del protocolo en estudio se ofreció realizar resonancia magnética (RM) fetal, que fue aceptada por 16 pacientes. La mediana de edad gestacional fue de 32,3 semanas (rango: 21-38 semanas de gestación), "la resonancia magnética confirmó los hallazgos ecográficos y proporcionó información adicional incluyendo 9 casos con involucro del cuerpo calloso", indican los autores. Además, se observó evidencia de polimicrogiria en 6 casos.
Una evaluación de los datos de los nacimientos mostró que la mediana de edad gestacional al nacer fue de 38 semanas, con 6 de los recién nacidos con peso por debajo del percentil 10 en base a los estándares del Siglo XXI de la International Fetal and Newborn Growth Consortium. Además, 15 de los neonatos diagnosticados prenatalmente con microcefalia tenían una perímetro occipital que medía menos del percentil 3 al nacer, manifestaron los investigadores.
En un neonato, sin diagnóstico perinatal de síndrome congénito de Zika, su perímetro cefálico al nacimiento se reportó por encima de la media para la edad y el género. Sin embargo, se identificó síndrome congénito de Zika por disgenesia del vermis cerebeloso, y a los 30 días del nacimiento su perímetro cefálico se reportó como de 1 desviación estándar por debajo de la media.
"Esta serie de casos proporciona información única sobre la trayectoria del perímetro cefálico en fetos después de la infección materna confirmada por laboratorio del virus de Zika para los recién nacidos diagnosticados con síndrome de Zika congénito. Los hallazgos son relevantes para los especialistas en medicina materno-fetal que están tratando con mujeres embarazadas con infección por el virus de Zika", señalan los investigadores.
Los autores concluyen que la brecha de tiempo entre los primeros síntomas de la infección materna por Zika, y las pruebas de imagen que muestran microcefalia y otros signos del síndrome congénito de Zika observados en esta serie de casos, confirman la importancia de la vigilancia continua de las mujeres embarazadas con exámenes de neuroimagen seriados y detallados.
Esta investigación fue apoyada por el Instituto Nacional de Salud de Colombia y los Centers for Disease Control and Prevention. Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente

martes, 13 de junio de 2017

El cerebro y el estress

Visión de conjunto
El cerebro es el órgano central de la respuesta al estrés y es vulnerable pero resiliente; se comunica recíprocamente en un diálogo cruzado con el resto del cuerpo. Este artículo explica los conceptos de alostasis y de carga alostática y cómo afectan epigenéticamente los procesos neurales y sistémicos a lo largo del curso de la vida.
Los conceptos revelan cómo el cerebro y el cuerpo se influyen mutuamente durante el curso de los trastornos psiquiátricos y de sus frecuentes multimorbilidades, un aspecto que requiere de mayor reconocimiento en la matriz de los criterios de investigación dominantes.
Las experiencias estresantes pueden precipitar trastornos como la esquizofrenia, la enfermedad bipolar, la ansiedad y depresión mayor. El cerebro percibe y determina lo que es amenazador así como el comportamiento y respuestas fisiológicas frente al estresor, que no sólo se utilizan para la adaptación ("alostasis") sino también contribuyen a la fisiopatología ("carga alostática / sobrecarga ") cuando esas respuestas son sobreutilizadas y disreguladas.
Los comportamientos promotores de la salud son un componente esencial para una alostasis exitosa junto con un sueño y función circadiana normales y una función energética eficiente. Los comportamientos deletéreos para la salud contribuyen a una sobrecarga alostática.
La alostasis se refiere a la estrategia de adaptación y supervivencia que promueve múltiples procesos sistémicos y neurales que se activan por experiencias nuevas y potencialmente amenazadoras. Por mediadores, nos referimos no sólo al cortisol y a la adrenalina, sino también al sistema nervioso parasimpático, a las citoquinas pro y anti-inflamatorias y a las hormonas con acciones metabólicas. Por otra parte, el cerebro utiliza la interacción de mediadores para alterar los circuitos y las funciones neuronales3,5.
La carga y sobrecarga alostática representan los grados de un efecto acumulativo en el cuerpo y el cerebro, son términos que reconocen que los mismos mediadores, cuando son excesivamente utilizados y desregulados entre sí (por ejemplo, demasiado o muy poco cortisol o inflamación, o insuficiente tono parasimpático o resistencia a la insulina), causa una fisiopatología, en especial si se sostiene en el tiempo1. Esto representa estados alostáticos de disregulación de la actividad en el cerebro y el cuerpo que pueden ocurrir en el desarrollo de enfermedades psiquiátricas y conducir a la sobrecarga alostática.
No es posible “volver el reloj hacia atrás” después de una experiencia estresante y es más apropiado hablar de “resiliencia” o de “recuperación” que de “reversión”
Los mecanismos cerebrales de plasticidad alostática y las influencias hormonales proporcionan a los cerebros adultos, así como a los cerebros en desarrollo, una notable capacidad de adaptación a través de la plasticidad estructural y funcional en respuesta al estrés y otras experiencias, incluyendo el reemplazo neuronal, la remodelación dendrítica y el turnover o remplazo de sinapsis.
Los cambios en la arquitectura neural influencian no solo el comportamiento sino también la fisiología sistémica que se retroalimenta con el cerebro de manera epigenética5. Estos cambios epigenéticos se refieren a la regulación de la expresión de genes mediante la vía de procesos moleculares que promueven cambios post-traslacionales de histonas, metilación de bases del ADN, acciones de regulación de la transcripción del ARN mediante separación y edición.  Los elementos transponibles representan hasta el 40% del genoma humano y desempeñan un papel importante en la regulación del estrés y el envejecimiento del cerebro humano 3-5.
Por lo tanto no es posible “volver el reloj hacia atrás” después de una experiencia estresante y es más apropiado hablar de “resiliencia” o de “recuperación” que de “reversión”, las cosas no serán como eran antes. Sin embargo las alteraciones en la estructura y función neuronal pueden parecer como que presentan “reversión” pero ya no serán las mismas que antes.
El stress agudo y crónico puede causar un disbalance en los circuitos neuronales que intervienen en la cognición, toma de decisiones, ansiedad, humor con un incremento o una disminución de su expresión en la conducta. Este disbalanace afecta la fisiología sistémica neuroendócrina, autonómica, inmune y metabólica a través de distintos mediadores1 3.
En el corto plazo, ya sea por un incremento del miedo, la vigilancia o la ansiedad en un ambiente amenazante, estos cambios pueden resultar adaptativos. No obstante, si la situación amenazante se supera pero el estado conductual y de los circuitos neurales persisten “atascados”, esa maladaptación requiere de una intervención combinada de fármacos y terapias conductuales para “desatascarlas”, como en los casos del trastorno crónico de ansiedad, o el trastorno depresivo mayor 1 3 5.
La plasticidad estructural y funcional alostática es particularmente evidente en el hipocampo, una estructura clave para la memoria espacial y episódica y la regulación del humor en la que se han reconocido los tres tipos de plasticidad estructural mediante investigaciones con metodologías que emplearon abordaje morfológico, molecular, farmacológico, electrofisiológico y conductual.
El hipocampo fue la primera estructura cerebral por fuera del hipotálamo en la que se encontraron receptores de hormonas sexuales y del stress y constituyó la puerta de entrada para el estudio de la sensibilidad hormonal del resto del cerebro3.
La amígdala, que es mediadora del miedo, la ansiedad y la agresión con la corteza prefrontal, importante para la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas y la regulación celular, también muestra plasticidad estructural. Las neuronas basolaterales de la amígdala expanden sus dendritas en el stress crónico5, mientras que las neuronas de la región prefrontal media y las del hipocampo muestran contracción de las dendritas durante la misma experiencia estresante7.
Los aminoácidos excitatorios y el factor neurotrófico derivado del cerebro son mediadores de la plasticidad alostática a través de los endocanabinoides, el factor liberador de corticotrofina, noradrenalina, serotonina y otros mediadores celulares y procesos 3 5. Estos mediadores proveen el fundamento para desarrollar tratamientos más efectivos y que produzcan un alivio más rápido de la depresión y un enlentecimiento de la demencia 2 3 4 5.
Los disruptores de los ritmos circadianos afectan tanto al cerebro como a la fisiología sistémica conduciendo al acortamiento de las neuronas prefrontales, a la rigidez cognitiva así como a la resistencia a la insulina y a la leptina1. Las alteraciones del sueño deterioran en equilibrio simpático / parasimpático, incrementan la inflamación sistémica y la regulación de la glucosa 1 3 7.  La diabetes y la resistencia a la insulina son factores de riesgo de depresión y demencia2. Diabetes
Las mitocondrias, que tienen su propio AND heredado de la madre, son sensibles a los glucocorticoides y a los estrógenos regulando el secuestro de calcio y el balance de radicales libres con lo que hacen su propia contribución a la alostasis, a la carga alostática y a la sobrecarga5.
Existen importantes diferencias entre los sexos en el modo mediante el cual el cerebro responde a los estresores y en la plasticidad estructural y funcional7lo que contribuye al concepto de que hombres y mujeres en las estrategias que emplean antes las mismas situaciones3.  El cerebro entero tiene diferencias respecto de los receptores de hormonas sexuales3.
Finalmente, la pobreza y la adversidad en etapas tempranas de la vida interaccionan con alelos de ciertos genes que afectan al cerebro y el resto del cuerpo por mecanismos epigenéticosocasionando la carga de multimorbilidad de trastornos mentales y físicos1. Los factores epigenéticos pre-concepción2 y gestacionales1 2 también ejercen una importante influencia.

Allostasis and the Epigenetics of Brain and Body Health Over the Life CourseThe Brain on Stress. Bruce S. McEwen, PhD1. JAMA Psychiatry. Published online April 26, 2017. doi:10.1001/jamapsychiatry.2017.027