domingo, 22 de diciembre de 2019

Neurosífilis

La sífilis ha resurgido en los países de recursos medianos y bajos y en ciertas poblaciones de países desarrollados, pero hay una tendencia a pasar por alto el diagnóstico debido a su rarezaAutor: Allan H. Ropper N Engl J Med 2019;381:1358-63
Resumen
  • El diagnóstico de neurosífilis se suele pasar por alto debido a la creencia de que es una enfermedad del pasado. Sin embargo, ha resurgido en los países de recursos medianos y bajos y en ciertas poblaciones de países desarrollados.
     
  • La neurosífilis se puede detectar mediante análisis de sangre y de líquido cefalorraquídeo.
     
  • El treponema invade el sistema nervioso pocos días después de la infección primaria.
     
  • La neurosífilis se puede clasificar como asintomática o sintomática y como temprana (1 - 2 años después de la infección primaria) o tardía. Esta última forma incluye la paresia general y la tabes dorsal.
     
  • La penicilina por vía parenteral trata todas las formas de neurosífilis. La penicilina probablemente no mejora los síndromes neurosifilíticos, pero detiene su progresión.

Epidemiología
Los casos de sífilis primaria y secundaria aumentan todos los años en los E.E.U.U desde el 2000, con 9,5 casos por 100.000 personas en 2017.
La neurosífilis es infrecuente en relación con la era previa a la penicilina, pero el 3,5% de los pacientes con características clínicas y oftalmológicas de sífilis en una serie contemporánea sufrían neurosífilis según los datos del líquido cefalorraquídeo (LCR).
Las tasas de neurosífilis en diversas series se estimaron en 0,47 – 2,1 casos por 100.000 personas.
En los E.E.U.U. la prevalencia de neurosífilis fue del 1,8% entre personas en la etapa primaria de la sífilis.
En algunas series, el 50% de los pacientes en esta etapa también se hallaban infectados con el VIH y se estima que la neurosífilis es el doble de frecuente en personas con coinfección que en aquellas sin infección por VIH.
Características clínicas de la neurosífilis
El treponema invade el sistema nervioso pocos días después de la infección primaria. La neurosífilis ulterior se puede clasificar como asintomática o sintomática y como temprana (1 - 2 años después de la infección primaria) o tardía. Esta última forma incluye la paresia general y la tabes dorsal.
La mayor parte de la información sobre neurosífilis proviene de los años anteriores a la penicilina, pero las descripciones clínicas de 1970 a 1984 no son tan diferentes de las de 1930 a 1940.
Los pacientes con infección simultánea por VIH pueden tener desarrollo más temprano del cuadro neurológico que las personas sin infección por VIH, como así también respuestas incompletas al tratamiento.
La neurosífilis en etapa temprana se caracteriza habitualmente por meningitis asintomática, solo evidenciada por la reacción celular del LCR, pero puede ser sintomática, con cefalea, meningismo, parálisis de los nervios craneales y ceguera o sordera.
La sífilis meningovascular es una forma de meningitis con vasculitis de las arterias pequeñas o medianas del sistema nervioso central; causa accidentes cerebrovasculares y muchos tipos de mielopatía. (Cuadro).
La sífilis meningovascular se suele interponer temporalmente entre las formas tempranas y tardías de neurosífilis y aparece de 1 a 10 años después de la infección primaria.
Cuadro. Etapas de la neurosífilis según la clínica y los estudios de laboratorio
Etapa
Cuadro clínico
Laboratorio
Temprana
Neurosífilis asintomática etapa
Temprana
Asintomática con pleocitosis que surge semanas después de la infecciónVDRL en sangre y LCR positiva**
Meningitis sifilíticaCefalea, meningismo, fotofobia, parálisis de los nervios craneales (ceguera, vértigo, sordera), confusión, letargo, convulsiones; síntomas que ocurren semanas o meses después de la infección *VDRL en sangre y LCR positiva; FTA ABS en LCR positiva; leucocitos en LCR 10-400 mm3 **
Temprana o tardía
Sífilis meningovascularAccidente cerebrovascular, parálisis de los nervios craneales, meningismo, meningomielitis con mielopatía progresiva, incluyendo disfunción de esfínteresVDRL en sangre y LCR positiva, leucocitos en LCR 5-100 mm3 **
Tardía
Paresia generalDemencia progresiva, síndromes psiquiátricos, cambios de la personalidad, alucinaciones, temblor, disartria (caracterizada por interrupciones y repeticiones silábicas); pupilas Argyll Robertson en menos de la mitad de los pacientesVDRL en sangre en el 50% o más de los casos reactiva; prueba VDRL en LCR habitualmente reactiva, FTA ABS en LCR , pleocitosis crónica leve
Tabes dorsalAtaxia, prueba de Romberg positiva, dolores fulgurantes en piernas y tronco, gran deterioro de la sensación propioceptiva, articulaciones de Charcot, pupilas de Argyll Robertson, paraparesias y ausencia de reflejos en miembros inferiores, disfunción de esfínteres ***Posiblemente VDRL ensagres negativa, VDRL en LCR, FTA ABS en LCR positivas, pleocitosis crónica leve
FTAABS: fluorescent treponemal-antibody absorption test. *: la visión puede también estar afectada por coriorretinitis o retinitis (sífilis ocular). **: la VDRL puede ser negativa en la etapa primaria de la sífilis. ***: la pérdida de sensación profunda indica ausencia de respuesta a la presión en las estructuras viscerales, músculos, tendones, testículos y globos oculares; la articulación de Charcot también se denomina artropatía neuropática.

La neurosífilis sintomática tardía, que aparece décadas después de la infección primaria, se halla en el 10 al 20% de los casos, según datos obtenidos antes de la introducción de la penicilina; las tasas quizás sean menores en la actualidad.
Las manifestaciones características son paresia general y tabes dorsal. Ambas se consideraron como el resultado de una reacción meníngea crónica a lai nvasión y destrucción por espiroquetas del tejido neural adyacente, a veces acompañada con infarto cerebral debido a enfermedad meningovascular.
La paresia general alteró el concepto de locura con el descubrimiento de que se trataba de un trastorno cerebral estructural que simulaba muchas formas de enfermedad mental.
Es una demencia frontotemporal asociada con coloridos delirios de grandeza.Otras características son el habla vacilante y repetitiva.
Sin tratamiento, la enfermedad progresaba a un estado de disolución mental y física, a menudo con convulsiones.
Actualmente, la paresia general se caracteriza por psicosis, depresión, cambios de la personalidad o demencia progresiva, a veces con delirios extravagantes como en el pasado.
Entre 149 pacientes chinos VIH negativos con neurosífilis, 46 de 58 con paresia general tuvieron manifestaciones psiquiátricas.
La neurosífilis fue responsable del 3,6% de los casos de demencia en una serie de Marruecos y fue más frecuente en esa población que la suma de los casos de enfermedad de Creutzfeldt–Jakob, encefalitis herpética y demencia relacionada con el VIH.
La tabes se caracteriza por marcha atáxica con signo de Romberg (pérdida del equilibrio con oscilaciones del tronco en el paciente que está parado con los pies juntos y los ojos cerrados) y en la mayoría de los casos por pupilas de Argyll Robertson (miosis cuando los ojos enfocan un objeto cercano, pero no al iluminar la pupila).
La marcha se identificaba por su sonido característico: se escucha el ruido de los pies al andar debido a la falta de coordinación de modo que en cada paso la extremidad inferior es levantada con más fuerza que la necesaria y luego el pie cae bruscamente golpeando el suelo con toda la planta. Después se escucha el ruido del bastón que golpea el piso en busca de estabilidad.
El sonido y la cadencia de la marcha tabética son característicos, pero actualmente son causados con más frecuencia por otras formas de ataxia sensorial como la neuropatía diabética o la esclerosis múltiple.
Las articulaciones de Charcot (artropatía neuropática) en la actualidad son causadas por las mismas enfermedades de la inervación aferente que producen la marcha tabética.
Los dolores lancinantes en el abdomen y las extremidades debido a la tabes pueden imitar enfermedades que necesitan cirugía de urgencia. La tabes se ha vuelto más rara que la paresia general por motivos que se desconocen.
Diagnóstico de laboratorio de la neurosífilis
Las pruebas serológicas en sangre y en LCR para la neurosífilis se clasifican en: no treponémicas (pruebas que emplean el Venereal Disease Research Laboratory [VDRL] o las pruebas de reagina rápida en plasma [RPR]) o treponémicas (pruebas qe emplean la absorción de anticuerpos treponémicos fluorescentes [FTA-ABS por las siglas del inglés] y técnicas relacionadas).
Las estimaciones de la sensibilidad y la especificidad serológicas dependen de la elección de los controles, la frecuencia y la etapa de la sífilis y la exactitud del laboratorio y los diagnósticos clínicos empleados como referencia.
La neurosífilis habitualmente se acompaña de pleocitosis del LCR que disminuye a través de las décadas y valores de proteínas ligeramente aumentados.
Debido a la meningitis relacionada con el VIH, la pleocitosis es menos específica en pacientes con infección por VIH que en aquellos sin infección, en especial en los pacientes infectados con VIH que no están recibiendo tratamiento para el mismo y en aquellos con valores altos de linfocitos T CD4+ en sangre periférica.
Las pruebas no treponémicas son positivas en casi todos los casos de neurosífilis durante y después de la etapa secundaria de la sífilis, pero se pueden negativizar en la neurosífilis tardía debido a que los valores disminuyen con el tiempo, especialmente después del tratamiento.
La VDRL en el LCR es específica para la neurosífilis, pero su sensibilidad es de solo el 30% - 70%. Si la VDRL en el LCR es negativa en un paciente con un síndrome compatible con neurosífilis, se recomiendan pruebas no treponémicas en el LCR.
Las pruebas treponémicas en sangre y LCR por lo general siguen siendo positivas durante toda la vida si la persona no recibe tratamiento, pero el LCR se negativiza años después del tratamiento de la sífilis no complicada en hasta el 15% de los pacientes.
El resultado falso positivo de la FTA-ABS en el LCR debido a contaminación con sangre probablemente necesite más de 1000 eritrocitos por mm3.
Desde el punto de vista práctico, el diagnóstico de neurosífilis sintomática es poco probable a menos que la prueba FTA-ABS en sangre sea positiva (reflejando sífilis previa) y la VDRL en el LCR sea positiva (indicando neurosífilis).
La prueba trepomémica en LCR no positiva descarta la neurosífilis asintomática y hace que la enfermedad sintomática sea poco probable, pero no es específica. Se recomiendan las pruebas para infección por VIH en las personas con sífilis, incluida la neurosífilis.
Punción lumbar
El examen del LCR se recomienda si hay evidencia serológica de sífilis en sangre y un cuadro clínico compatible con neurosífilis.
El reexamen seriado de los leucocitos en LCR se emplea para determinar si el tratamiento es adecuado y se sugirió volver a tratar si la pleocitosis no disminuyó en 6 meses o no se eliminó pasados 2 años del tratamiento.
El valor del examen repetido del LCR tras el tratamiento adecuado para las primeras etapas de la sífilis es incierto en pacientes neurológicamente asintomáticos con infección por VIH.
El examen del LCR para sífilis en personas con demencia no se recomienda, pero podría ser apropiado ante el riesgo de sífilis — por ejemplo debido a infección por VIH.
Tratamiento de la neurosífilis
La disminución de las tasas de paresia general durante los últimos 50 años sugiere que el tratamiento de la sífilis en su primera etapa previno el desarrollo ulterior de la neurosífilis. La penicilina por vía parenteral trata todas las formas de neurosífilis.
Según la experiencia histórica, la penicilina probablemente no mejora los síndromes neurosifilíticos, pero detiene su progresión.
Para los pacientes con alergia a la penicilina se recomiendan las pruebas cutáneas y la desensibilización. Evidencia limitada sugiere que ceftriaxona, tetraciclina o doxiciclina son eficaces para tratar la neurosífilis, pero el tratamiento de elección es penicilina.
Conclusiones
La neurosífilis persiste, tiene manifestaciones variadas y se puede detectar mediante análisis.
El diagnóstico y el tratamiento, como en épocas anteriores, depende de su reconocimiento clínico.
Resumen y comentario objetivo: Dr. Ricardo Ferreira

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Insuficiencia autónoma pura

Es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso autónomo que se caracteriza por hipotensión ortostática
Autor: Coon EA, Singer W, Low PA Mayo Clin Proc. 2019;94(10):2087-2098
Resumen
  • La insuficiencia autónoma pura (IAP) es una enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso autónomo que se caracteriza por hipotensión ortostática.
     
  • Se la conoce también como síndrome de Bradbury-Eggleston, por quienes la describieron en 1925. Los pacientes consultan en la mediana edad o más tarde por hipotensión ortostática o síncope.
     
  • La insuficiencia autónoma también se puede manifestar como disfunción genitourinaria, intestinal o termorregulatoria. Cuando el compromiso es mutisistémico los pacientes necesitan un enfoque multidisciplinario.
     
  • La IAP se caracteriza por el depósito predominantemente periférico de una alfa-sinucleína. Los pacientes con IAP pueden progresar a otras sinucleinopatías con afectación del sistema nervioso central.

Introducción
La insuficiencia autónoma pura (IAP) es una enfermedad neurodegenerativa del sistema neurovegetativo, que se caracteriza por hipotensión ortostática. Antes conocida como síndrome de Bradbury-Eggleston por la descripción fundamental de estos en 1925, la IAP se manifiesta en la mediana edad o más tarde con síntomas de hipotensión ortostática o síncope.
Aunque la hipotensión ortostática neurogénica es un requisito para el diagnóstico de IAP, la disfunción autónoma puede ser generalizada y causar síntomas genitourinarios, intestinales, termorreguladores y manifestaciones sistémicas de enfermedad, como anemia, que exigen enfoques terapéuticos multidisciplinarios.
Fisiopatológicamente la IAP es una alfa-sinucleinopatía caracterizada predominantemente por el depósito periférico de una sinucleína en los ganglios y nervios neurovegetativos. Los pacientes con IAP no presentan otra evidencia de disfunción del sistema nervioso central (SNC) más que el trastorno de conducta durante la fase del sueño con movimientos oculares rápidos.
Sin embargo, los pacientes con IAP pueden progresar a otras sinucleinopatías caracterizadas por afectación del SNC, como atrofia multisistémica (AMS), enfermedad de Parkinson (EP) o demencia con cuerpos de Lewy (DCL).
Características neuropatológicas
Las sinucleinopatías son un conjunto de trastornos neurodegenerativos en los que la ubicación anatómica de un depósito de alfa-sinucleína y la característica de la degeneración neuronal llevan a fenotipos neurológicos definidos.
El signo patognomónico de IAP es la acumulación de alfa-sinucleína con alteración de su plegamiento en forma de inclusiones citoplasmáticas neuronales llamadas cuerpos de Lewy. Entre las sinucleinopatías, IAP, EP y DCL se deben a la acumulación de cuerpos de Lewy en diversas estructuras periféricas y centrales.
En cambio, en la AMS la acumulación de alfa-sinucleína es en las células de la glía, llamadas inclusiones citoplasmáticas gliales. La característica de la participación de los cuerpos de Lewy en la IAP es de inclusiones periféricas predominantes; pero las estructuras centrales también pueden manifestar patología. La pérdida de nervios simpáticos se halló con estudios de inmunofluorescencia que demostraron pérdida de fibras nerviosas noradrenérgicas en la IAP.
Los ganglios simpáticos y los nervios autónomos periféricos muestran una acumulación de alfa-sinucleína, que conduce a un patrón primariamente posgangliónico de denervación autónoma. Aunque los cuerpos de Lewy se encuentran en nervios viscerales como los de la grasa epicárdica, las glándulas suprarrenales y la vejiga, la acumulación patológica de alfa-sinucleína puede estar alejada de los ganglios autonómos.
Las estructuras centrales también pueden estar afectadas en la IAP, y es posible hallar cuerpos de Lewy en zonas afectadas en otras sinucleinopatías, como la sustancia negra, el locus cerúleo y la médula espinal tóracolumbar y sacra.
En cambio, los pacientes con acumulación central de alfa-sinucleína a menudo no tienen pérdida neuronal acompañante. La presencia de acumulación de alfa-sinucleína en los nervios periféricos puede ser útil para diferenciar a los pacientes con IAP de aquellos con AMS, que pueden conservar la inervación autónoma de la piel; pero estos datos pueden ser difíciles de replicar. Aunque la alfa-sinucleína es un marcador importante de IAP, su función como marcador diagnóstico o hallazgo posmortem necesita ser más estudiada.
Fisiopatología
Con la mayor parte de la acumulación de alfa-sinucleína en la IAP confinada a los ganglios y nervios autónomos periféricos, el fenotipo predominante es de insuficiencia autónoma posganglionar (eferente).
La disfunción o la pérdida de nervios simpáticos periféricos generan deficiencia de la producción de catecolaminas, incluida la norepinefrina. Los valores plasmáticos de norepinefrina son bajos cuando los pacientes están en decúbito supino y no aumentan o solo aumentan marginalmente en posición de pie (bipedestación).
Hay evidencia de alteración de la biosíntesis de catecolaminas en la IAP con valores plasmáticos bajos de 3,4-L-dihidroxifenilalanina y 3,4- ácido dihidroxifenilacético. Los valores plasmáticos de dihidroxifenilglucol son especialmente bajos en la IAP relacionada con disminución del recambio de los depósitos de norepinefrina en los nervios simpáticos.
En el líquido cefalorraquídeo, los valores de dihidroxifenilglicol, un índice de las neuronas noradrenérgicas cerebrales, son mucho más reducidos que los valores de 3,4- ácido dihidroxipenilacético, un índice de las neuronas centrales dopaminérgicas.
La desnervación posganglionar también es evidente. La inmunofluorescencia demuestra la pérdida de nervios autónomos noradrenérgicos y colinérgicos en biopsias de piel de pacientes con IAP. La pérdida de estas fibras subyace a las deficiencias de la vasoconstricción, que contribuye a la acumulación de sangre en el lecho venoso y a la hipotensión ortostática, así como también a la desnervación de las glándulas sudoríparas, lo que genera anhidrosis.
Además de la desnervación periférica, la hipersensibilidad del receptor es una característica de la IAP, ya que los agentes vasopresores con acción periférica directa sobre los receptores simpáticos producen respuestas exageradas de la presión arterial.
Esto sucede con los agentes que actúan directamente sobre los receptores alfa-adrenérgicos (norepinefrina, fenilepinefrina, midodrine) y los receptores beta-adrenérgicos. Los aumentos de los valores de hormona de crecimiento inducidos por la clonidina también pueden determinar la etiología central o periférica de la insuficiencia autónoma.
En la IAP el reflejo central del tronco encefálico está conservado y genera aumentos en los valores de la hormona de crecimiento en respuesta a la administración de clonidina. La liberación de vasopresina por la hipófisis en respuesta a la hipotensión también está conservada en pacientes con IAP.
La inervación simpática cardíaca está afectada en la IAP. Concentraciones miocárdicas bajas de marcadores relacionados con la inervación simpática son evidentes en la tomografía computarizada (TC) por emisión de fotón único o en la TC por emisión de positrones.
La evidencia de denervación periférica se puede emplear para diferenciar los trastornos con cuerpos de Lewy de la AMS, que tiene afectación central y conservación de la inervación cardíaca.
Aunque la característica patognomónica de la IAP es la desnervación simpática, la función parasimpática también está alterada. Esto es evidente en las pruebas autonómicas que muestran alteración de la función cardiovagal y de la variabilidad de la frecuencia cardíaca.
Etiología
La insuficiencia autónoma pura es esporádica, rara y más común en los varones. No se conoce causa genética o ambiental. Las causas genéticas de parkinsonismo causan disfunción autónoma.
Los portadores asintomáticos de algunas mutaciones de la alfa-sinucleína tienen evidencia de alteración autónoma con inervación cardíaca anormal en los estudios por imágenes. Por lo tanto, en los pacientes que consultan con insuficiencia autónoma similar a la IAP, pero con antecedentes familiares de parkinsonismo se debe vigilar estrechamente la aparición de síntomas motores.
Cuadro Clínico
La hipotensión ortostática con tendencia al síncope es patognomónica de la IAP y puede estar precedida o acompañada por disfunción genitourinaria o intestinal.
El diagnóstico de IAP se debe considerar en pacientes que llegan a la consulta con hipotensión ortostática subaguda o crónica en ausencia de parkinsonismo, demencia, neuropatía o trastornos con valvulopatía cardíaca, insuficiencia cardíaca congestiva o nefropatía crónica.
> Hipotensión ortostática
La hipotensión ortostática es la disminución sostenida de la presión sistólica de por lo menos 20 mm Hg o de la presión diastólica de 10 mm Hg dentro de los 3 minutos de haberse puesto de pie o de la prueba de inclinación con mesa basculante a 60(headup tilt).
Cuando hay hipertension en decúbito supino, es decir presión sistólica ≥ 140 mm Hg o presión diastólica ≥ 90 mm Hg, se considera más apropiada la disminución de la presión sistólica mayor de 30 mm Hg para cumplir con los criterios de hipotensión ortostática.
La hipotensión ortostática se relaciona con acumulación de sangre en el lecho venoso. En bipedestación se acumulan 300 - 1000 ml de sangre en las extremidades inferiores y los lechos vasculares esplácnicos, lo que genera reducción del retorno venoso al corazón y reducción de la presión de llenado. El gasto cardíaco y el volumen sistólico están reducidos.
En individuos sanos esto aumenta la salida de estímulos simpáticos a través del barorreflejo, con el aumento consiguiente del tono vascular, la contractilidad cardíaca y la frecuencia cardíaca. La respuesta simpática inadecuada al pasar a la posición de pie en la IAP se debe a la desnervación cardíaca y vasomotora que contribuye a la hipotensión ortostática. La hipotensión ortostática puede ser sintomática o asintomática.
Con la reducción de la presión arterial el flujo sanguíneo cerebral cae. Al ser la IAP un trastorno de progreso lento, la curva autorregulatoria cerebral se puede desplazar y debido a esto una proporción de pacientes toleran sin síntomas una caída tensional considerable.
Cuando hay síntomas, los más frecuentes son aturdimiento, mareos, visión borrosa o pérdida de la visión, debilidad, fatiga y síntomas cognitivos, como falta de atención.
La distribución occipitocervical del dolor indicaría hipoperfusión también de los músculos cervicales. Puede haber síntomas de hiperactividad autónoma, como palpitaciones, ansiedad y nauseas, que sugieren insuficiencia autónoma. La hipotensión ortostática intensa y sostenida produce síncope.
Se puede producir hipotensión ortostática con la posición de pie prolongada. Desencadenantes como el calor ambiental intenso, las duchas o baños calientes que producen aumento de la temperatura corporal interna con la vasodilatación consiguiente de los vasos de la piel acentúan la hipotensión ortostática. La actividad física que es suficiente para causar vasodilatación muscular a menudo empeora los síntomas.
La hipotensión posprandial es frecuente en pacientes con IAP debido al aumento del flujo esplácnico, pero paradojalmente puede mejorar cuando aumenta la gravedad de la enfermedad, ya que el lecho esplacnicomesentérico pierde la capacidad de vasodilatación posprandial a medida que la enfermedad progresa. Los efectos vasodilatadores del alcohol también pueden empeorar la hipotensión ortostática.
Además de la hipotensión ortostática, aproximadamente la mitad de los pacientes con IAP tienen también hipertensión en decúbito supino, que puede ser mayor de 200 mm Hg. Las secuelas alejadas de la hipertensión supina son daño orgánico, incluida la hipertrofia del ventrículo izquierdo y daño renal. La sustancia blanca cerebral también puede mostrar evidencia de daño orgánico, con aumento radiográfico de lesiones ponderadas en T2-en pacientes con IAP e hipertensión en decúbito supino.
Disfunción genitourinaria
En un estudio prospectivo sobre la historia natural de la IAP, el 50% de 100 pacientes tenían problemas vesicales y el 65% refirieron disfunción eréctil una mediana de 5 años después del inicio de la enfermedad. Los síntomas vesicales en la IAP van desde necesidad imperiosa de orinar y polaquiuria a disfunción más grave con retención e incontinencia urinaria.
La disfunción vesical grave es más frecuente en pacientes con AMS que en aquellos con IAP y otros trastornos con cuerpos de Lewy. Además, los pacientes con IAP tienden a sufrir disfunción urinaria más tarde que los que sufren AMS. Si bien los estudios urodinámicos en general muestran hiperreflexia del detrusor; los resultados pueden ser variables.
Características gastrointestinales
Más de la mitad de los pacientes con IAP sufren constipación, que suele ser un síntoma temprano y puede ser severa.
Termorregulación
Aproximadamente la mitad de los pacientes con IAP tienen sudoración anormal, ya sea reducida o aumentada. La característica de la sudoración con frecuencia es posgangliónica; cuando es preganglionar puede indicar mayor probabilidad de conversión a AMS.
Anosmia
Si bien los pacientes con IAP raras veces notan falta de olfato, más del 80% de ellos tienen deficiencias en pruebas olfatorias objetivas. Las otras enfermedades con cuerpos de Lewy también tienen trastornos olfatorios, salvo AMS.
Trastorno de conducta durante la fase del sueño con movimientos oculares rápidos (TCS)
La prevalencia del TCS en la IAP es del 72%.Un tercio de los pacientes tienen antecedentes de provocarse daño a sí mismos o a quien duerme junto a ellos, durante el sueño.
Este trastorno de conducta durante el sueño puede preceder a la aparición de síntomas autónomos o ser evidente después del diagnóstico. Aunque la IAP se considera un trastorno predominantemente periférico, la alta prevalencia de RBD es otra evidencia de afectación central.
Síntomas neurológicos
Los pacientes con INV pueden tener signos sutiles que no corresponden a los criterios diagnósticos de EP. AMS o DCL. Estos signos son bradicinesia leve generalizada con hipomimia o disminución de la velocidad de pestañeo. La marcha puede ser sutilmente anormal, más lenta y con reducción del movimiento de los brazos. Es necesario cerciorarse de que el paciente no se halle muy hipotenso cuando se efectúa el examen.
La función cognitiva puede estar alterada sutilmente en la IAP y las deficiencias más frecuentes se encuentran en la velocidad, la atención y el funcionamiento ejecutivo. Estos cambios cognitivos pueden relacionarse en parte con los episodios de hipotensión, pero el paciente con IAP con signos de disfunción cognitiva debe ser vigilado estrechamente para descartar evidencia de progresión a la DCL.
Trastornos sistémicos
Aproximadamente la mitad de los pacientes con IAP tienen anemia leve. El daño orgánico debido a la hipertensión supina y a las amplias fluctuaciones de la presión arterial también influye sobre la función renal. En el 25% de los pacientes con IAP se observa proteinuria leve.
La hipertrofia ventricular izquierda también se considera daño orgánico debido a la hipertensión supina y la variabilidad tensional extrema y se la debe evaluar con ecocardiograma. Estos pacientes también pueden sufrir cardiopatía debido a la hipertensión y el aumento de la rigidez arterial.
Diagnóstico
El diagnóstico de IAP se basa sobre el informe de consenso publicado por la American Autonomic Society y la American Academy of Neurology en 1996. Allí se afirma que la IAP es un trastorno esporádico idiopático caracterizado por hipotensión ortostática, habitualmente con evidencia de insuficiencia más extendida.
Aunque los criterios de este informe no exigen otras características neurológicas, indican que algunas IAP pueden evolucionar a otras enfermedades. Se debe efectuar una anamnesis y un examen clínico cuidadosos y además un examen neurológico exhaustivo a fin de diferenciar la IAP de otras enfermedades que se pueden manifestar con hipotensión ortostática (véase cuadro siguiente).
Diagnóstico diferencial de la insuficiencia autónoma pura
Hipotensión ortostática no neurogénica
  • Hipovolemia inducida por medicamentos
  • Acumulación de sangre en el lecho venoso
  • Cardiopatía
  • Endocrinopatía
Síncope
Sinucleinopatías
  • Atrofia multisistémica
  • Enfermedad de Parkinson, insuficiencia autónoma
  • Demencia con cuerpos de Lewy
Neuropatías autónomas
  • Diabetes
  • Amiloidosis
  • Autoinmunidad (gangliopatía autoimmune, sindrome de Sjögren, lupus, artritis reumatoide paraneoplásica)
  • Neuropatías hereditarias sensitivas y autónomas
  • Inducidas por toxinas (quimioterápicos, amiodarona, metales pesados, alcohol)
  • Infecciosas (VIH, enfermedad de Chagas, enfermedad de Hansen, difteria)
Trastornos hereditarios
  • Deficiencia de dopamina beta-hidroxilasa
Mientras que la prueba de presiones ortostáticas a la cabecera del paciente puede conducir al diagnóstico de hipotensión ortostática, las pruebas para la función autónoma pueden ser esenciales para definir si la hipotensión ortostática es de causa neurológica.
Las pruebas de pesquisa de los reflejos autónomos caracterizan el defecto autónomo y definen su gravedad y distribución a través del análisis de la función posganglionar sudomotora, cardiovagal y adrenérgica.
En los pacientes con IAP a menudo los volúmenes en la prueba cuantitativa del reflejo axónico sudomotor (QSART por las siglas del inglés) están disminuidos, con alteración de la función cardiovagal sobre la frecuencia cardíaca con la respiración profunda y la maniobra de Valsalva.
La insuficiencia adrenérgica se determina por el análisis de las fases, latido por latido, de la respuesta tensional a la maniobra de Valsalva. La prueba de reto ortostático en tabla basculante determina si hay hipertensión supina, así como también la presencia y la gravedad de la hipotensión ortostática.
La gravedad de la disfunción autónoma se puede calificar mediante un puntaje compuesto. Los puntajes más altos indican insuficiencia autónoma más grave. La prueba termorreguladora de la sudoración se puede emplear junto con la QSART para evaluar la gravedad y la distribución de las deficiencias sudomotoras.
La prueba termorreguladora del sudor evalúa el sistema termorregulador desde el hipotálamo hasta las glándulas sudoríparas ecrinas y los defectos en cualquier lugar de esta vía provocan zonas de anhidrosis.
Por lo tanto, una zona de anhidrosis en la prueba termorreguladora de la sudoración con función sudomotora posganglionar normal en el QSART sugiere una lesión preganglionar central, más que una lesión periférica. La presencia de sudoración central en un paciente con el fenotipo IAP es preocupante dada su progresión a AMS.
Los estudios por imágenes en pacientes con IAP incluyen imágenes cardíacas funcionales, con TC con emisión de fotón único con 123 I-metaiodobenilguanidina y TC con emisión de positrones con 6-F fluorodopamina, que demuestran disminución de la inervación simpática cardíaca similar a los pacientes con EP y en contraste con los pacientes con AMS, que muestran inervación cardíaca normal.
La resonancia magnética cerebral puede ser útil para descartar evidencia de patología del SNC, porque las imágenes del cerebro en la IAP deben ser normales o en casos de hipertensión supina pueden mostrar lesiones de la sustancia blanca.
Los datos de laboratorio que apoyan el diagnóstico de IAP son los valores bajos de norepinefrina en decúbito supino con mínimo o ningún aumento al ponerse de pie. La combinación de la prueba de función autónoma, estudios por imágenes funcionales, catecolaminas ortostáticas puede ser útil para diferenciar la IAP de otras sinucleinopatías.
Prónostico
Los pacientes con IAP tienen evolución progresiva lenta durante décadas.
Debido al bajo número de pacientes, los datos se deben evaluar con cautela. La mediana de supervivencia según informes es de 12,5 años (5,1- 15,9 años). No obstante, un subconjunto de pacientes evoluciona a una sinucleinopatía con alteración significativa del SNC dentro de los cuatro años de seguimiento (el 34% en un estudio prospectivo de 100 pacientes). Otro 30% tuvo evidencia de afectación central, como DCL, disminución del olfato o signos neurológicos sutiles.
Los factores que sugieren afectación central son valores de norepinefrina supina mayor de 100 pg/ml, características preganglionares de anhidrosis, signos motores sutiles y conservación del olfato. La mayor gravedad de los síntomas autónomos de constipación y disfunción urinaria al inicio de la enfermedad son factores pronósticos de conversión a AMS.
El concepto de fenoconversión de IAP a AMS es todo un reto, ya que por
definición la IAP es un trastorno de cuerpos de Lewy periférico y la AMS se caracteriza por afectación central de inclusionas glialcitoplasmáticas. En los pacientes que satisfacen los criterios de IAP con características que sugieren afectación central se debe controlar estrechamente el desarrollo de signos motores compatibles con el diagnóstico de IAM.
La mediana de tiempo para la conversión de IAP a AMS es de 2,4 años desde el inicio de la hipotensión ortostática, siendo de casi 4 años para la EP y de 9,5 años para la DCL. Los pacientes que evolucionan a EP o DCL también tienden a mostrar insuficiencia autónoma menos grave en las pruebas autónomas, aumento conservado de norepinefrina al pasar a la posición de bipedestación y constipación y síntomas urinarios menos graves. Con frecuencia se observan signos sutiles de parkinsonismo en los primeros exámenes de este grupo de pacientes.
La conversión a otra sinucleinopatía no es frecuente. Los pacientes con IAP que conservan su fenotipo IAP pueden experimentar alguna mejoría sintomática con tratamiento no farmacológico y farmacológico de la hipotensión ortostática y mantener control de las actividades de la vida cotidiana. Otros pacientes, sin embargo, pueden tener movilidad limitada debido a la hipotensión ortostática.
Además las fluctuaciones rápidas o amplias de la presión arterial pueden generar daño orgánico e incluso muerte súbita en pacientes con IAP. La educación del paciente, el tratamiento adaptado a cada uno y la vigilancia para descartar daño orgánico son esenciales para la atención a largo plazo de los pacientes con IAP.
Principios terapéuticos
Aunque aún no existe una cura para la IAP, los pacientes pueden mejorar con medidas no farmacológicas y farmacológicas que controlen las fluctuaciones de la presión arterial.
El objetivo del tratamiento es reducir la frecuencia del síncope y mejorar los síntomas, más que normalizar la presión arterial en posición de bipedestación. El primer paso es suspender o modificar las medicaciones inadecuadas.
Recomendaciones para el tratamiento de la hipotensión ortostática.
Procedimientos no farmacológicosProcedimientos farmacológicos
Aumento de la ingesta de fluidos. Dos litros/día; 04; 400 cc de agua helada 3 x díaMidodrina 2,5- 15 mg 1 a 3 x día. Efectos adversos hipertensión supina, prurito en la cabeza, retención urinaria
Aumentar la ingestión de sal; agregar 1-2 cucharadas de té x día. Alcanzar 170 mEq de sodio en la orina de 24 horasDroxidopa; 100-600 mg 3 x día. Efectos adversos: hipertensión supina, cefalea, mareos, náusea, fatiga.
Mejorar el estado físico. Entrenamiento de fuerza central para reducir la acumulación de sangre venosaFludrocortisona, 0,1-0,2 mg/día. Efectos adversos: hipertensión supina, edema, fibrosis renal
Elevar la porción proximal de la camaPiridostigmina; 30-60 mg 1-3 x día
La educación del paciente acerca de los disparadores de la hipotensión ortostática y las modificaciones de los hábitos de vida, como cambiar de posición gradualmente y evitar los ambientes muy cálidos, es esencial. Las medidas no farmacológicas son aumentar el volumen plasmático mediante el consumo de líquidos y sal. Se recomienda elevar la cabecera de la cama para reducir la hipertensión supina, que también puede mejorar la nicturia, reduciendo la nicturia y la hipotensión ortostática problemática de la madrugada.
Las medidas farmacológicas para tratar la hipotensión ortostática actúan sobre diversos mecanismos y se deben emplear junto con enfoques no farmacológicos.
Midodrine está autorizado por la Food and Drug Administration (FDA) para tratar la hipotensión ortostática y droxidopa está autorizado para tratar la hipotensión ortostática neurogénica. Midodrine es un agonista del alfa 1-adrenoreceptor que provoca vasoconstricción periférica. Droxidopa es un profármaco que es convertido en norepinefrina en tejidos centrales y periféricos.
Se debe aconsejar a los pacientes que permanezcan erguidos durante por lo menos 4 a 5 horas después de tomar midodrine o droxidopa debido al riesgo de hipertensión supina.
Fludrocortisona la reabsorción renal de sodio y agua para expandir la volemia se debe utilizar con cuidado en pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva.
Piridostigmina es un inhibidor de la acetilcolinesterasa que potencia la neurotransmisión a través de los ganglios colinérgicos periféricos y contribuye a una mejoría modesta de la hipotensión ortostática.
La hipertensión supina se puede tratar con fármacos transdérmicos como nitroglicerina o clonidina cuando el paciente está en decúbito o con fármacos orales de acción de corta duración como clonidina, nifedipina, losartán, hidralazina, sildenafil o nebivolol.
Octreotide y acarbosa se pueden emplear para tratar la hipotensión posprandial.
Además de controlar y tratar la presión arterial, el tratamiento de otras características autónomas y sistémicas puede mejorar la calidad de vida.
La eritropoyetina se ha empleado para tratar la anemia y puede mejorar la presión arterial con el paciente en posición de pie. Los síntomas vesicales pueden responder a los anticolinérgicos o a los alfabloqueantes, pero se los debe utilizar con cuidado a fin de evitar el empeoramiento de la hipotensión ortostática.
El tratamiento de la constipación es con suplementos con fibra y aumento del consumo de agua. Piridostigmina se receta a menudo para la hipotensión ortostática y puede ayudar a la constipación. Otros tratamientos incluyen estimulantes, laxantes osmóticos, enemas y supositorios.
Para limitar posibles lesiones, el TCS se debe tratar con melatonina o clonazepam. En esta enfermedad multisistémica, es importante la coordinación de un equipo con especialidades múltiples para optimizar el tratamiento.
Conclusión y sugerencias a futuro
Como Bradbury y Eggleston describieron hace casi 100 años, la IAP es un trastorno neurodegenerativo del sistema nervioso autónomo de progresión lenta.
Es predominantemente periférico al inicio y se debe al depósito de alfa-sinucleína, lo que lo clasifica como una sinucleinopatía. Si bien los pacientes con IAP pueden mantener su fenotipo puramente autónomo durante muchos años, algunos progresan a sinucleinopatías más graves, como ASM, EP, o DCL.
Estudios recientes indicaron algunas características que permiten señalar a los pacientes con mayor riesgo de desarrollar disfunción del SNC. Es probable que en el futuro estas mediciones pronósticas se perfeccionen y se encuentren marcadores que puedan pronosticar si la IAP será estable o si cabe esperar su conversión.
De esta manera, fármacos que modifiquen la enfermedad podrán actuar sobre los pacientes susceptibles para prevenir la degeneración del SNC.
Con el aumento de los conocimientos de la conversión de IAP a otras sinucleinopatías y mayor información sobre las características de estas enfermedades se podrá también actualizar los criterios de consenso para IAP de 1996.
Resumen y comentario objetivo: Dr. Ricardo Ferreira

miércoles, 4 de septiembre de 2019

Thunderclap headache. (Cefalea en trueno). Síndrome de vasoconstricción cerebral reversible

Dos días después de dar a luz un niño sano después de un embarazo a término sin complicaciones, una mujer sana de 31 años experimentó una severa cefalea difusa en “trueno” (“thunderclap headache”) y convulsiones generalizadas. Ella no había recibido anestesia espinal durante el parto. Su presión sanguínea era de de 140/90 mm Hg. Los resultados de una rutina de sangre y orina fue normal. Una TAC de cerebro fue normal. La angio resonancia magnética mostró estrechamientos de la arteria cerebral media y de la cerebral anterior bilateralmente así como de la arteria basilar y la cerebral posterior (Figura 1). La punción lumbar mostró un LCR claro sin células, y un nivel de proteínas de 0,4 g L y un nivel de glucosa de 4 mmol/L. Los tests en sangre para vasculitis fueron todos negativos. Después de 2 semanas la cefalea de la paciente desapareció completamente y no volvió a presentar convulsiones. La nueva RMN mostró arterias intracraneales normales con mejoría sustancial del estrechamiento de los vasos notados previamente. (Figura 2)














Cual es su diagnóstico?
A) Cefalea de baja presión.
B) Trombosis venosa cerebral
C) Hemorragia subaracnoidea con vasoespasmo
D) Pre-eclampsia o eclampsia.

E) Síndrome de vasoconstricción cerebral reversible.
F) Vasculitis del sistema nervioso central. 




Respuesta correcta (E)

Discusión: 


En base a la historia clínica de la paciente, los resultados de la punción lumbar y los tests de laboratorio, y los hallazgos de la RMN la respuesta correcta es (E) síndrome de vasoconstricción cerebral reversible.
Este síndrome incluye condiciones tales como el llamado síndrome de Call-Fleming y la angiopatía posparto. Se caracteriza por una cefalea en trueno (thunderclap headache) sin déficits neurológicos. El típico paciente es una mujer de entre 20 y 50 años de edad que se presenta con “cefalea en trueno”. (1) Los hombres son también afectados. La “cefalea en trueno” es reconocida como una severa cefalea que alcanza el pico de intensidad dentro de un minuto. En el síndrome de vasoconstricción cerebral reversible, la cefalea puede ser occipital o difusa. Puede estar asociada a náuseas, vómitos, y fotofobia. Sin embargo, la cefalea tiene hallazgos que la diferencian de la migraña. Pueden ocurrir convulsiones generalizadas durante el episodio pero a ello no sigue una epilepsia definitiva.
El síndrome de vasoconstricción cerebral reversible es a menudo idiopático pero está asociado a varias condiciones incluyendo el embarazo y el puerperio, exposición a ciertas drogas, y tumores secretores de catecolaminas. (1)
La patofisiología del síndrome de vasoconstricción cerebral reversible no está claro pero incluye anormalidades del tono vascular cerebral. El elemento marcador en las imágenes son las áreas multifocales de constricción y dilatación de las arterias cerebrales que se resuelven dentro de días a semanas. El tratamiento permanece empírico e incluye observación y posiblemente bloqueadores de los canales de calcio. (1) Lo más importante es el pronóstico en cuanto a secuelas y recurrencias, que tiende a ser favorable. Sin embargo, la vasoconstricción, si es severa puede causar infarto cerebral, hemorragia y edema cerebral, que puede dejar secuelas.

Diagnóstico diferencial

La cefalea en trueno ( thunderclap headache) es característica de la hemorragia subaracnoidea. Puede también presentarse en la disección de una arteria cervical, en la trombosis venosa, en la apoplejía pituitaria, en la cefalea de baja presión y en el síndrome de vasoconstricción cerebral reversible. (Tabla 1) Una TAC sin contraste de cráneo debe ser realizada para descartar hemorragia subaracnoidea y hemorragia intraparenquimatosa. Si la TAC es negativa,la punción lumbar debe ser realizada para descartar una hemorragia subaracnoidea con TAC negativa, meningitis, y enfermedades inflamatorias. Si los resultados de la punción lumbar son normales, se deben realizar otras imágenes tales como RMN e imágenes neurovasculares deben ser llevadas a cabo para descartar trombosis venosa, disección, vasculitis, y síndrome de vasoconstricción cerebral reversible. Aunque la angio RMN y la angiografía por TAC de cerebro son a menudo usadas para evaluar los vasos intracraneales, la angiografía con catéter permanece siendo el “gold standard”. Sin embargo, aunque la angiografía cerebral tiene una alta sensibilidad en diagnosticar el síndrome de vasoconstricción cerebral reversible, la especificidad no es tan alta y el cuadro clínico es crítico en establecer el diagnóstico.
La incidencia de cefalea post parto ha sido reportada con una incidencia de entre 11% y 89% (2) La cefalea persitente en el período post parto es más a menudo debido a cefalea tensional. (3) Esta cefalea es bilateral, de carácter opresivo y no de tipo “cefalea en trueno” en su inicio. Las pacientes con cefalea tensional no tienen otros hallazgos asociados. La presencia de convulsiones y cefalea “en trueno” por lo tanto, descarta cefalea tensional en nuestra paciente.
El riesgo de punzar la dura mientras se lleva a cabo la inserción epidural durante el trabajo de parto es de 1 en 67. (4) La cefalea de baja presión aparece en 50% de esos casos de desgarro accidental de la duramadre. Es debida a escape de LCR por la zona de solución de continuidad. Usualmente tiene un componente postural siendo aliviada cuando la paciente está en posición horizontal. Nuestra paciente, sin embargo, no recibió anestesia durante el trabajo de parto. En pacientes que reciben anestesia epidural durante el trabajo de parto, la meningitis debe ser considerada en el diagnóstico diferencial de cefalea. Rigidez de nuca, fotofobia y vómitos pueden estar presentes. La punción lumbar muestra típicamente leucocitosis, aumento de proteínas y bajo nivel de glucosa. La ausencia de rigidez de nuca y, sobre todo los resultados normales del líquido cefalorraquídeo excluyen la posibilidad de meningitis en nuestra paciente.
La pre-eclampsia debe ser descartada en todas las pacientes con cefalea post parto. Esas pacientes se presentan con hipertensión arterial y proteinuria además de la cefalea. La presencia adicional de convulsiones sugiere eclampsia. El reconocimiento de esta entidad es importante, ya que el rápido uso de sulfato de magnesio previene la recurrencia de convulsiones. Eclampsia es una importante consideración en nuestra paciente y se administró sulfato de magnesio y fenitoína para prevenir convulsiones. Sin embargo, la ausencia de proteinuria y de hipertensión arterial alejaron el diagnóstico de eclampsia en nuestro caso.
El riesgo de trombosis venosa cerebral está aumentado durante el embarazo y durante el post-parto debido a estado hipercoagulable en este período. La cefalea es usualmente severa y puede ser de tipo “cefalea en trueno” Vómitos, signos de foco neurológico y convulsiones pueden ser hallazgos acompañantes. La angio-RMN en tiempos venosos puede mostrar la oclusión y probablemente un infarto venoso. La venografía revela oclusión de las venas corticales o de los senos venosos.
La hemorragia subaracnoidea debida a ruptura de un aneurisma intracraneal clásicamente se presenta como “cefalea en trueno” (“thunderclap headache”) y debe ser descartada. Los síntomas acompañantes pueden ser vómitos, disminución del nivel de conciencia y déficits neurológicos focales. En el examen la paciente usuamente revela rigidez de nuca. Los hallazgos normales en la TAC, punción lumbar, y posterior angio-RMN descartaron trombosis venosa y hemorragia subaracnoidea en nuestra paciente.
La vasculitis del sistema nervioso central pueden causar estrechamiento de arterias intracraneales. Así, nuestra paciente debe ser cuidadosamente evaluada para vasculitis. La vasculitis de sistema nervioso central usualmente se presenta con una cefalea progresiva, indolente, que no tiene características de “cefalea en trueno”. Pueden ocurrir signos de foco neurológico. Los resultados de la punción lumbar son frecuentemente anormales, a diferencia del síndrome de vasoconstricción cerebral reversible. El work-up para vasculitis incluyen tests de laboratorio tales como VSG, PCR (proteína C reactiva), test paraANCA, FAN y angiografía cerebral. La RMN muestra infartos en diferentes estadios. La angiografía muestra areas de estenosis u oclusiones que afectan a múltiples arterias. Las anormalidades son irreversibles. La presencia de “cefalea en trueno”, resultados normales de laboratorio y principalmente la reversibilidad del estrechamiento, descartan vasculitis del sistema nervioso central en nuestro caso.
El síndrome de vasoconstricción cerebral reversible se diagnostica siempre en forma retrospectiva, como en nuestra paciente. La presentación clínica inicial con “cefalea en trueno”, y convulsiones sugiere eclampsia. Sin embargo, no había proteinuria, ni hipertensión arterial significativa. Se administró sulfato de magnesio y fenitoína para prevenir las convulsiones, aunque el tratamiento el tratamiento de la eclampsia es sulfato de magnesio solo.
Otra posibilidad que consideramos fue la hemorragia subaracnoidea, pero la TAC sin contraste y la punción lumbar normales la descartaron. La presencia de múltiples areas de estrechamiento de las arterias intracraneales en la RMN sugerían vasculitis de sistema nervioso central. Sin embargo, la paciente se presentó con “cefalea en trueno” que es inusual en las vasculitis cerebrales. La rápida resolución clínica de los síntomas y el estrechamiento de los vasos cerebrales nos ayudaron a confirmar el diagnóstico final.
El diagnóstico de estrechamiento de vasos intracraneales nos ayudaron a confirmar el diagnóstico.
El diagnóstico de síndrome de vasoconstricción cerebral reversible debe ser sospechado en pacientes con “cefalea en trueno” en presencia de estrechamientos de vasos intracraneales, especialmente cuando otras causas han sido descartadas, el diagnóstico es a menudo retrospectivo y puede ser confirmado solo después de la resoluciónd elos síntomas y los estrechamientos vasculares.

Traducido de:
"Postpartum thunderclap headache"
Pranshu Sharma, MD*, Alexandre Y. Poppe, MD , Muneer Eesa, MD*, Nikolai Steffenhagen, MD and Mayank Goyal, MD*
*Department of Diagnostic Imaging, Foothills Medical Centre; Calgary Stroke Program, Department of Clinical Neurosciences, University of Calgary, Foothills Medical Centre, Calgary, Alta

CMAJ. 2008 November 4; 179(10): 1033–1035.
doi: 10.1503/cmaj.080344

Imágenes de la sala. Tuberculoma cerebral.

Paciente de 49 años internado en la sala de clínica médica por trastornos del sensorio, síndrome meníngeo, y hemiparesia derecha.
Antecedentes importantes de alcoholismo y tabaquismo

Se realiza TAC al ingreso que muestra imagen compatible con absceso periventricular con efecto de masa, que se confirma por RMN que muestra más de una imagen.
Se realiza punción lumbar que muestra 4100 elementos a predominio neutrófilos (90%), glucosa 26 mg/dl, proteínas 232 mg/dl.
Se comienza tratamiento con ceftriaxona 4 grs/día Metronidazol 1,5 grs/día, y dexametasona 4 mg/12 hs
En la Rx de tórax se apreciaba infiltrado en hemitórax derecho, por lo que se solicita TAC que lo confirma
El resto de los estudios de laboratorio no presentaban alteraciones importantes, HIV(-), PPD negativa, cultivos negativos en sangre y LCR.
Se recibe PCR positiva para Mycobacterium tuberculosis.
Se comienza con tratamiento anti tuberculoso con cuatro drogas, con lo que el paciente mejora su de sensorio, aunque sigue con tendencia al sueño. Persiste el signo de foco neurológico.
Se interpreta el cuadro como tuberculosis de sistema nervioso central, absceso cerebral tuberculoso (tuberculoma) a punto de partida de absceso de plexos coroideos, con ruptura al sistema ventricular.
Probable tuberculosis pulmonar, no confirmada por no obtenerse muestra de esputo. Se realizará lavado gástrico



























La tuberculosis (TBC) de sistema nervioso central es alrededor de 1% de todos los casos de TBC y 6% de la TBC extrapulmonar en inmunocompetentes. Hay tres formas de presentación de la TBC de sistema nervioso central:

1) Meningitis tuberculosa.
2) Tuberculoma.
3) Aracnoiditis espinal tuberculosa.

La patogenia de la TBC de sistema nervioso central parece estar en relación a la colonización de cerebro, meninges y hueso adyacente por folículos tuberculosos durante la bacilemia de la diseminación posprimaria. A ello siguen una tuberculosis primaria o una reactivación tardía en cualquier parte del organismo, en este caso en sistema nervioso central.

Tuberculoma:
Definido anatomopatológicamente, los tuberculomas son focos caseosos conglomerados dentro del tejido cerebral, desarrollados a punto de partida de tubérculos de la profundidad, adquiridos durante la bacilemia de la diseminación posprimaria. Radiológicamente, son únicos o múltiples lesiones nodulares que realzan con contraste.
El tuberculoma da un cuadro clínico manifestado por síntomas neurológicos focales y signos de lesión de masa intracraneal, usualmente sin signos de meningitis ni de enfermedad sistémica. (1,2,3)
El diagnóstico de TBC de sistema nervioso central se establece por la demostración de bacilos ácido alcohol resistentes en el examen directo de LCR, procedimiento que sigue siendo el más rápido y efectivo de diagnóstico. En una serie (4), 37% de los casos fueron diagnosticados en base a un examen directo positivo. Sin embargo, la sensibilidad llegó a 87% cuando se examinaron más de 4 muestras, aún estando los pacientes ya en tratamiento anti tuberculoso. En un estudio diseñado para evaluar las variables que afectan la sensibilidad del examen directo y el cultivo, un diagnóstico bacteriológico fue alcanzado en 107 de 132 (82%) adultos. Los bacilos ácido alcohol resistentes fueron observados en el directo en 77 de 132 (58%) y desarrollaron en el cultivo en 94 de 132 (71%)
Se recomienda por lo menos 3 PUNCIONES LUMBARES a intervalos diarios.

La sensibilidad del examen directo aumenta si:
1) La cantidad de líquido extraído es importante (no menos de 10 a 15 ml).
2) Se buscan los bacilos en el coágulo de fibrina o en el sedimento. Si no se forma coágulo, el agregado de 2 ml de alcohol provoca precipitación de proteínas que arrastran los bacilos al fondo del tubo en la centrifugación.
3) Una cantidad de 0,02 ml del centrifugado debe ser colocado en portaobjetos de vidrio en un área que no exceda 1 cm de diámetro y debe ser teñido por el método de Kinyoun o de Ziehl-Neelsen.
4) Entre 200 y 500 campos de alto poder deben ser analizados, lo cual lleva no menos de 30 minutos, y preferentemente con más de un observador

PCR:

Un método de detección rápida de M tuberculosis en LCR es la amplificación de ácidos nucleicos por metodología de PCR (5) Aunque está ampliamente disponible, una evaluación de la confiabilidad de la detección de DNA de M tuberculosis por PCR tiene una CONSIDERABLE VARIABILIDAD en sensibilidad y especificidad en los distintos laboratorios. En un estudio la sensibilidad fue de 60% (6)
En un metaanálisis de PCR para M tuberculosis la sensibilidad fue de 56% y la especificidad de 98%. (7) Esta sorprendentemente alta falta de sensibilidad se debe fundamentalmente a la cantidad de LCR enviada.
Se recomienda hacer un estudio de PCR cada vez que la sospecha clínica es lo suficientemente alta como para comenzar una terapia empírica y el examen directo es negativo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que UN RESULTADO NEGATIVO NO EXCLUYE EL DIAGNÓSTICO ni obvia continuar con la terapia.

Neuroradiología:
La TAC y la RMN han mejorado extraordinariamente la caracterización y el manejo de las infecciones del sistema nervioso central. La TAC puede definir la presencia y extensión de aracnoiditis basilar, edema cerebral e infarto cerebral, así como la presencia de hidrocefalia. En dos grandes series, la hidrocefalia fue vista en 75% de los pacientes, el realce basilar en 38%, infartos cerebrales en 15 a 30%, y tuberculomas en 5 a 10%. (8,9)
Las siguientes recomendaciones pueden ser útiles:
1) En pacientes con síntomas clínicos compatibles, la evidencia de realce meníngeo basilar asociado a cualquier grado de hidrocefalia es fuertemente sugestivo de meningitis tuberculosa.
2) La TAC es normal en aproximadamente 30% de los casos con estadío I de meningitis, y estos pacientes casi siempre se recuperan totalmente con tratamiento.
3) La hidrocefalia combinada a marcado realce basilar es indicativa de enfermedad meníngea avanzada y tiene mal pronóstico. Un marcado realce basilar se correlaciona bien con vasculitis, y por lo tanto hay riesgo de infarto de los ganglios de la base.

El diagnóstico de tuberculoma es hecho en base a hallazgos clínicos y radiográficos o por biopsia con aguja.

Bibliografía
1) Stevens, DL, Everett, ED. Sequential computerized axial tomography in tuberculous meningitis. JAMA 1978; 239:642.
2) 
Weisberg, LA. Granulomatous diseases of the CNS as demonstrated by computerized tomography. Comput Radiol 1984; 8:309.
3) 
Traub, M, Colchester, AC, Kingsley, DP, Swash, M. Tuberculosis of the central nervous system. Q J Med 1984; 53:81.
4) Kennedy, DH, Fallon, RJ. Tuberculous meningitis. JAMA 1979; 241:264.
5) Kaneko, K, Onodera, O, Miyatake, T, Tsuji, S. Rapid diagnosis of tuberculous meningitis by polymerase chain reaction (PCR). Neurology 1990; 40:1617
6) 
Bonington, A, Strang, JI, Klapper, PE, et al. Use of Roche AMPLICOR Mycobacterium tuberculosis PCR in early diagnosis of tuberculous meningitis. J Clin Microbiol 1998; 36:1251.
7) Pai, M, Flores, LL, Pai, N, et al. Diagnostic accuracy of nucleic acid amplification tests for tuberculous meningitis: a systematic review and meta-analysis. Lancet Infect Dis 2003; 3:633.
8) Bhargava, S, Gupta, AK, Tandon, PN. Tuberculous meningitis--a CT study. Br J Radiol 1982; 55:189.
9) 
Ozates, M, Kemaloglu, S, Gurkan, F, et al. CT of the brain in tuberculous meningitis. A review of 289 patients. Acta Radiol 2000; 41:13.

lunes, 2 de septiembre de 2019

Cual es el diagnóstico? Mielinolisis central pontina.

La RMN revela mielinolisis central pontina, con una lesión bien definida en la protuberancia de baja intensidad de señal en T-1, con indemnidad de los tractos ventro lateral y cortical; no hay efecto de masa ocupante de espacio ni distorsión del cuarto ventrículo adyacente. La mielinolisis central pontina es una condición desmielinizante no inflamatoria, de la sustancia blanca central, originalmente descripta en pacientes con alcoholismo crónico. Actualmente se ve más en cuadros asociados a corrección rápida de estados de hiponatremia con soluciones hiperosmolares

NEJM Image Challenge
“The New England Journal of Medicine” 



Mielinolisis central pontina.
Adams y col describieron la mielinolisis central pontina (MCP) como una entidad única. Ellos publicaron su hallazgo en 1958, observando que pacientes que sufrían de alcoholismo o malnutrición, desarrollaban cuadriplejía espástica, parálisis seudobulbar, y variado grado de encefalopatía o coma, por una desmielinización no inflamatoria centrada en la protuberancia.Actualmente se reconoce a la MCP como secundaria a hiponatremia prolongada, particularmente si se corrige demasiado rápidamente. Por lo tanto, se requiere un juicioso tratamiento de los disturbios electrolíticos para reducir la incidencia de MCP.

Fisiopatología

La MCP es una desmielinización no inflamatoria frecuentemente simétrica, generalmente localizada en la base de la protuberancia, aunque en al menos 10% de los pacientes puede tener localizaciones extrapontinas como mesencéfalo, tálamo, núcleos de la base y cerebelo. El mecanismo exacto de la desmielinización es desconocido. La hiponatremia crónica está asociada con pérdida de osmolitos para proteger al cerebro del edema cerebral. Sin embargo, los osmolitos no pueden ser rápidamente reemplazados cuando el cerebro se "encoge" en respuesta a la elevación de la concentración plasmática de sodio. Como resultado de ello, el volumen cerebral cae desde un valor por encima de lo normal hasta un volumen por debajo de lo normal como consecuencia de la corrección rápida de la hiponatremia.
Estudios realizados en ratas mostraron que la desmielinización primaria ocurre en áreas del cerebro que son más lentas en reacumular osmolitos después de la corrección rápida de la hiponatremia.
Un posible mecanismo es que el “encogimiento” osmótico de las células endoteliales, abre la barrera hemato encefálica, permitiendo la entrada de complemento y de otros componentes citotóxicos plasmáticos al sistema nervioso central. Alternativamente, un aumento inicial de la concentración de cationes celulares debido a la entrada de sodio y potasio a las células durante la recuperación, puede injuriar directamente las células cerebrales causando apoptosis.

Clínica
Un caso típico se presenta como sigu
e:

1) Se diagnostica hiponatremia en una persona que se presenta al departamento de emergencias con delirio.
2) Se comienza tratamiento con líquidos intravenosos y el sodio sérico se normaliza durante las primeras 24 hs de tratamiento.
3) El estado mental del paciente mejora, y se recupera el estado de alerta. Sin embargo, esto es seguido por deterioro neurológico después de 48 a 72 hs.
4) En el examen neurológico se constata confusión, parálisis de la mirada horizontal y cuadriplejía espástica.
5) La RMN revela intensa desmielinización simétrica en la base de la protuberancia

Examen físico
1) El hallazgo mas específico de MCP es la parálisis seudobulbar y la cuadriplejía espástica causada por desmielinización del haz corticoespinal y corticobulbar en su paso por la protuberancia. La parálisis seudobulbar se caracteriza por debilidad de cabeza y cuello, disfagia y disartia. La cuadriplejía espástica se caracteriza por aumento del tono asociado a pérdida de fuerzas de los cuatro miembros. Hay reflejos hiperactivos y Babinski bilateral. Hay parálisis de la mirada horizontal. La parálisis de la mirada vertical es secundaria a desmielinización extendida a mesencéfalo. El coma o el delirio son el resultado de la desmielinización del tegmento pontino y/o tálamo. Una lesión amplia de la base de la protuberancia puede causar el llamado “síndrome del cautiverio” (“locked-in síndrome”) que incluye parálisis de los pares craneales y de los cuatro miembros, conservando el parpadeo, los movimientos verticales, la respiración y la vigilia en estado de alerta.
2) El delirio y el coma son comunes.

Causas:
Las condiciones predisponentes a MCP incluyen alcoholismo, enfermedad hepática, malnutrición e hiponatremia.
Los factores de riesgo para MCP en pacientes hiponatrémicos incluyen:
· Sodio sérico de menos de 120 meq/l por más de 48 hs.
· Agresiva terapia con soluciones hipertónicas..
· Desarrollo de hipernatremia durante el tratamiento.

Muchos pacientes con severa hiponatremia que se corrige rápidamente no desarrollan MCP. Por lo tanto debe haber otros factores desconocidos.
Los pacientes con un episodio agudo de hiponatremia que se corrige antes de 24 hs no tienen riesgo de desarrollar MCP.
Algunos pacientes presentan MCP después de corregir hipernatremias agudas.
La MCP a veces complica a la cirugía de transplante hepático.
Los pacientes quemados con prolongados períodos de hiperosmolaridad están predispuestos a MCP.

Laboratorio: 
>
· El análisis del líquido cefalorraquídeo probablemente no sea necesario cuando la etiología y el diagnóstico son obvios.
· Los estudios de LCR pueden demostrar aumento de la presión de apertura, proteínas elevadas, o pleocitosis mononuclear.

Imágenes:
La RMN o la TAC de tronco cerebral pueden no revelar una alteración anatómica obvia, por lo menos en tempranamente. Por lo tanto, el examen neurológico es indispensable.
La RMN es la modalidad de elección. Típicamente en T2 las lesiones son hiperintensas o brillantes en las zonas donde ocurrió desmielinización con aumento de contenido de agua.

Otros tests:

El EEG puede mostrar un enlentecimiento bihemisférico.
Los potenciales evocados del tronco cerebral pueden revelar anormalidades que las neuroimágenes no muestran.

Hallazgos histológicos:

Hay una relativa preservación de los axones y las neuronas que los rodean dentro de las áreas de desmielinización y una reducción asociada de la oligodendroglia.

Tratamiento:
El tratamiento es solo de sostén.
Corregir la hiponatremia a una tasa de 10 umol/L/24 hs; evitar la hipernatremia.
Los pacientes alcohólicos deben recibir suplementos de vitaminas y evaluación del estado nutricional. 


Referencias bibliográficas:
1) Adams RD, Victor M, Mancall EL. Central pontine myelinolysis: a undescribed disease occurring in alcoholic and malnourished patients. AMA Arch Neurol Psychiatry. Feb 1959;81(2):154-72. 
[Medline]hitherto .
2) DeWitt LD, Buonanno FS, Kistler JP, et al. Central pontine myelinolysis: demonstration by nuclear magnetic resonance. Neurology. May 1984;34(5):570-6. 
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3) Haspolat S, Duman O, Senol U, Yegin O. Extrapontine myelinolysis in infancy: report of a case. J Child Neurol. Nov 2004;19(11):913-5. 
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4) Karp BI, Laureno R. Pontine and extrapontine myelinolysis: a neurologic disorder following rapid correction of hyponatremia. Medicine (Baltimore). Nov 1993;72(6):359-73. 
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5) Laureno R, Karp BI. Myelinolysis after correction of hyponatremia. Ann Intern
Med. Jan 1 1997;126(1):57-62
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