martes, 23 de julio de 2024

Por qué la migraña ocurre con frecuencia durante la menstruación

 Autor/a: Bianca Raffaelli, Elisabeth Storch, Lucas Hendrik Overeem, Maria Terhart, Mira Pauline Fitzek, Kristin Sophie Lange, Uwe Reuter Sex Hormones and Calcitonin GeneRelated Peptide in Women With Migraine: A Cross-sectional, Matched Cohort Study

RESUMEN

 > Antecedentes y objetivos:

Las hormonas sexuales pueden modular la liberación de Péptido Relacionado con el Gen de la Calcitonina (CGRP) en el sistema trigeminovascular. Estudiamos las concentraciones de CGRP en plasma y líquido lagrimal en participantes femeninas con migraña episódica (EM) y un ciclo menstrual regular (RMC), participantes femeninas con EM y anticonceptivos orales combinados (COC) y participantes femeninas con EM en la posmenopausia. Para el control, analizamos tres grupos correspondientes de participantes femeninas de la misma edad sin EM.

 > Métodos:

Las participantes con RMC tuvieron dos visitas: durante la menstruación el día 2 ± 2 del ciclo menstrual y en el período periovulatorio el día 13 ± 2. Las participantes con AOC fueron examinadas el día 4 ± 2 del intervalo libre de hormonas (HFI) y entre los días 7-14 de ingesta hormonal (HI). Las participantes posmenopáusicas se evaluaron una vez en un momento aleatorio. Se recogieron muestras de plasma y líquido lagrimal en cada visita para determinar los niveles de CGRP con un ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas.

 > Resultados:

Un total de 180 mujeres participantes (n=30 por grupo) completaron el estudio. Las participantes con migraña y RMC mostraron concentraciones de CGRP estadísticamente significativamente más altas en plasma y líquido lagrimal durante la menstruación en comparación con las participantes sin migraña [plasma: 5,95 pg/ml (IQR 4,37 - 10,44) frente a 4,61 pg/ml (IQR 2,83 - 6,92) , p=0,020 (prueba U de Mann-Whitney); líquido lagrimal: 1,20 ng/ml (IQR 0,36 – 2,52) vs. 0,4 ng/ml (IQR 0,14 – 1,22), p=0,005 (test U de Mann-Whitney)].

Por el contrario, las participantes femeninas con COC y en la posmenopausia tenían niveles similares de CGRP en los grupos de migraña y de control. En las participantes con migraña con RMC, las concentraciones de CGRP en el líquido lagrimal pero no en el plasma durante la menstruación fueron significativamente más altas desde el punto de vista estadístico en comparación con las participantes con migraña bajo AOC (p = 0,015 frente a HFI y p = 0,029 frente a HI, prueba U de Mann-Whitney).

 > Discusión:

Diferentes perfiles de hormonas sexuales pueden influir en las concentraciones de CGRP en personas, con capacidad actual o pasada para menstruar, con migraña. La medición de CGRP en el líquido lagrimal fue factible y justifica una mayor investigación.

 

Comentarios

Cuando las mujeres sufren ataques de migraña, a menudo es justo antes o durante su período menstrual. Un equipo de investigadores de Charité – Universitätsmedizin Berlin ahora ha identificado una posible explicación. Según su estudio, publicado en la revista Neurology,* las mujeres que experimentan migrañas tienen niveles más altos de CGRP durante la menstruación. CGRP es un neurotransmisor que se sabe que juega un papel importante en el desencadenamiento de migrañas.

Las mujeres sufren migrañas al triple de la tasa que los hombres. Los ataques tienden a agruparse alrededor del momento de la menstruación, cuando también son más severos, y lo mismo ocurre al inicio de la menopausia. En muchos casos, los síntomas mejoran durante el embarazo y la frecuencia de las migrañas también disminuye después de la menopausia. Los investigadores saben desde hace mucho tiempo que existe una conexión entre las fluctuaciones hormonales y las migrañas, pero aún no está claro cómo exactamente estos cambios desencadenan la migraña.

"Los modelos animales sugieren que las fluctuaciones en las hormonas femeninas, especialmente el estrógeno, conducen a una mayor liberación de CGRP, un neurotransmisor inflamatorio, en el cerebro", explica la Dra. Bianca Raffaelli, líder del estudio, del Headache Center del Departamento de Neurología con Neurología Experimental de la Campus de Charité en Mitte. “El nombre completo de CGRP es péptido relacionado con el gen de la calcitonina. Es una sustancia natural en el cuerpo, y cuando una persona tiene un ataque de migraña, se liberan niveles cada vez mayores, lo que dilata o ensancha significativamente los vasos sanguíneos del cerebro. Esto provoca una respuesta inflamatoria que podría ser una de las razones detrás de los fuertes dolores de cabeza que experimentan las personas con migraña”.

Aumento de los niveles de CGRP durante la menstruación

El grupo de investigación de Charité estudió a un total de 180 mujeres para determinar si el vínculo entre las hormonas femeninas y la liberación de CGRP también existe en humanos. Los investigadores probaron los niveles de CGRP en pacientes con migraña dos veces durante su ciclo, con una medición realizada durante la menstruación y la otra durante la ovulación.

Cuando se compararon los datos con los de mujeres que no sufrían migrañas, quedó claro que las pacientes con migraña tienen concentraciones significativamente más altas de CGRP durante la menstruación que las personas sanas. “Esto significa que cuando los niveles de estrógeno caen inmediatamente antes del comienzo de un período menstrual, los pacientes con migraña liberan más CGRP”, dice Raffaelli, quien también es miembro del Programa de Científicos Clínicos operado conjuntamente por Charité y el Instituto de Salud de Berlín (BIH). en Charité. "Esto podría explicar por qué estos pacientes sufren más ataques de migraña justo antes y durante su período mensual".

En las mujeres que toman anticonceptivos orales, por el contrario, apenas hay fluctuaciones en los niveles de estrógeno. Como demostraron los investigadores en este estudio, las concentraciones de CGRP también son uniformes en el transcurso del "ciclo artificial" causado por la anticoncepción oral, con niveles comparables observados tanto en mujeres con migraña como en mujeres sanas. Los investigadores hicieron una observación similar en mujeres posmenopáusicas.

“Los datos aún deberán ser confirmados por estudios más amplios, pero nuestros hallazgos sugieren que la liberación de CGRP depende del estado hormonal en humanos, al igual que en el modelo animal”, señala Raffaelli. “Tomar píldoras anticonceptivas y el final de la menopausia, de hecho, brindan alivio a algunas pacientes con migraña. Pero como también muestra nuestro estudio, hay mujeres que sufren de migraña incluso sin fluctuaciones hormonales. Sospechamos que otros procesos en el cuerpo juegan un papel en desencadenar ataques en esos pacientes. Después de todo, el CGRP no es el único péptido inflamatorio que puede causar un ataque de migraña”.

Posible relevancia para los medicamentos para la migraña

Dado que CGRP juega un papel fundamental en las migrañas, los investigadores han desarrollado nuevos medicamentos conocidos como inhibidores de CGRP para atacar este neurotransmisor en los últimos años. Raffaelli comenta: “Según nuestro estudio, la pregunta ahora es: ¿los inhibidores de CGRP funcionan de manera diferente en diferentes estados hormonales? Entonces, ¿podría ser una buena idea administrar estos medicamentos dependiendo de dónde se encuentre la persona en su ciclo? Se necesitarán más estudios sobre estos puntos”.

El equipo ahora planea estudiar qué otros procesos físicos están influenciados por el ciclo menstrual, lo que podría contribuir a la migraña, como el funcionamiento de los vasos sanguíneos o la excitabilidad del cerebro. Los investigadores también planean observar más de cerca los niveles de CGRP en hombres de diferentes grupos de edad.

Mensaje final

En conclusión, nuestros datos sugieren cambios dependientes de hormonas en las concentraciones de CGRP en pacientes mujeres con migraña episódica. La liberación elevada de CGRP del sistema trigeminovascular después de las fluctuaciones hormonales podría ayudar a explicar una mayor susceptibilidad a la migraña en las mujeres que menstrúan. Las concentraciones más bajas de CGRP en el líquido lagrimal bajo la anticoncepción hormonal en pacientes con migraña podrían estar asociadas con una susceptibilidad alterada a la migraña bajo la terapia hormonal y deben investigarse más a fondo en un diseño longitudinal.

¿Cuándo solicitar una tomografía en casos de cefalea?

 Autor/a: Dres. You J, Gladstone J, Symons S Patterns of Care and Outcomes After Computed Tomography Scans for Headache

Introducción

La cefalea es uno de los motivos más frecuentes de consulta al médico de atención primaria, al servicio de urgencias o al neurólogo. Si bien en la amplia mayoría de los pacientes la cefalea no es causada por ninguna enfermedad grave, sí lo es en una pequeña minoría, por lo que la evaluación clínica del paciente con cefalea es esencial. Los médicos a menudo se sienten obligados a indicar estudios por imágenes para investigar la cefalea porque:

1) el error diagnóstico o el retraso en el diagnóstico puede causar mortalidad o discapacidad de por vida.

2) con frecuencia el paciente está muy ansioso y teme que la cefalea sea la manifestación inicial de una enfermedad grave, como un tumor cerebral.

Hay muy pocas recomendaciones para asistir a los profesionales en el empleo de los estudios por imágenes a fin de evaluar a los pacientes con cefalea. Estudios transversales mostraron que la tomografía computarizada (TC) para evaluar la cefalea en pacientes ambulatorios no es muy útil para el diagnóstico, ya que sólo se descubren datos que pueden ser importantes en el 0,2-2% de los pacientes estudiados. Estos datos hacen pensar que los estudios por imágenes se emplean en exceso para evaluar a los pacientes con cefalea y causan demasiados gastos y exposición innecesaria a la radiación.

Los autores efectuaron un estudio de cohortes retrospectivo en el que los datos de un estudio transversal de auditoría de TC en pacientes ambulatorios se cruzaron con datos sanitarios administrativos para evaluar el empleo de los servicios sanitarios y la evolución de los pacientes tras la TC por cefalea.

Material y Método:

Se analizaron el empleo de los servicios sanitarios, el diagnóstico de tumor cerebral y las muertes durante el año siguiente a la TC. A estos fines se cruzaron los registros de la auditoría de 3930 TC cerebrales efectuadas en pacientes ambulatorios en 2005 en Ontario, Canadá, con 4 bases de datos administrativas. Las TC se realizaron en 20 hospitales elegidos al azar.

Enfermeras entrenadas extrajeron y resumieron datos de las indicaciones para las TC y los resultados de las mismas mediante un formulario electrónico estandarizado. Clasificaron las imágenes halladas en cada TC como incidentales (clínicamente insignificantes), indeterminadas (no se pudo identificar la presencia de un hallazgo o describir su naturaleza en la TC) o anormales. Las bases de datos permitieron rastrear los servicios de salud y la evolución de los pacientes.

El estudio incluyó sólo TC que fueron indicadas específicamente para evaluar la cefalea, con lo que la muestra quedó reducida a 623 TC cerebrales. Dos tercios de los participantes fueron mujeres y dos tercios fueron menores de 50 años.

Se identificaron las TC y las resonancias magnéticas (RM) cerebrales efectuadas durante los 10 años previos a la TC índice y durante el año posterior a ella. También se identificaron los procedimientos neuroquirúrgicos, los diagnósticos nuevos de cáncer y las muertes ocurridas durante el año posterior a la TC índice. Para las TC indicadas por médicos de atención primaria, se identificaron las interconsultas con neurólogos, médicos clínicos y neurocirujanos durante el seguimiento, así como todas las visitas de control a los especialistas durante el año posterior a la consulta inicial.

La cefalea fue el motivo más frecuente para solicitar la TC en pacientes ambulatorios.

La mayoría de las TC (578/623, 92%) fueron normales o revelaron hallazgos incidentales, clínicamente insignificantes. Una pequeña cantidad reveló hallazgos indeterminados (16/ 623, 2,6%) o anormales (29/623, 4,7%). Trece de las TC (13/623, 2,1%) tuvieron hallazgos indeterminados o anormales que podrían haber sido la causa de la cefalea del paciente.

Empleo previo y ulterior de TC y RM cerebral

A más de un cuarto de los pacientes (28,4%) se les había efectuado por lo menos una TC cerebral durante la década anterior y la más reciente se había realizado una mediana de 2,7 años antes de la TC índice. Sólo el 5,5% de los pacientes habían sido sometidos a una RM durante la década anterior. Durante el año de seguimiento, se efectuó TC a 42 pacientes (6,7%) y RM a 41 pacientes (6,6%). Fue más probable que se indicara una TC o RM ulterior si el estudio índice mostró resultados anormales o indeterminados que si éste fue normal o reveló sólo hallazgos incidentales (28,9% vs 5,1% para la TC ulterior; 33,3% vs 4,5% para la RM ulterior).

De las 42 TC realizadas durante el año posterior a la TC índice, 32 (76,2%) fueron indicadas por un médico distinto al que indicó la TC índice. De las 41 RM realizadas durante el año posterior a la TC índice MRI, 25 (61,0%) fueron indicadas por un médico distinto al que indicó el estudio índice.

Empleo de los servicios de salud y evolución tras la tc cerebral por cefalea en pacientes ambulatorios

El 75,9% (473/623) de los estudios índice fueron indicados por médicos de atención primaria. La mayor parte de los pacientes (80.3%) no vieron a un especialista durante el seguimiento. Cuando fueron consultados, los especialistas fueron neurólogos, médicos clínicos o neurocirujanos. La interconsulta fue más probable cuando el resultado del estudio índice fue anormal o indeterminado (se solicitó interconsulta para el 42,5% de estos pacientes) que cuando fue normal o incidental (se solicitó interconsulta para el 17,6% de estos pacientes) Aproximadamente la mitad de los pacientes derivados al especialista volvieron para al menos una visita de seguimiento con éste durante el año posterior a la consulta inicial.

De la cohorte total del estudio, pocos pacientes (12/623, 1,9%) fueron hospitalizados por causas neuropsiquiátricas durante el año siguiente a la TC índice por cefalea. La depresión fue el motivo de ingreso más frecuente. Sólo un paciente (0,2%), que tuvo un hallazgo indeterminado de un posible glioma en la TC índice, sufrió un tumor cerebral maligno durante el seguimiento. Seis pacientes (1,0%) murieron durante el seguimiento. Ninguno de los cuatro pacientes en quienes se pudo determinar la causa de muerte, murió por causas del sistema nervioso central.

Conclusiones

Este estudio halló que la mayor parte de las TC fueron indicadas por médicos de atención primaria, pocas TC revelaron anomalías que podrían ser causa de la cefalea y la mayoría de los pacientes no fueron derivados a un especialista.

El dato de que sólo el 2% de las TC de pacientes ambulatorios indicadas por cefalea reveló anomalías que podrían ser la causa de la cefalea concuerda con estudios previos que comprobaron la escasa utilidad de la TC en estas circunstancias.

Durante el seguimiento de un año los autores comprobaron que el diagnóstico de un tumor maligno y los procedimientos neuroquirúrgicos fueron muy raros. Fue preocupante que, para algunos pacientes del estudio la TC índice por cefalea no fue única, sino que fue una de varias TC del cerebro que recibieron, a menudo indicada por otro médico que no era quien ordenó la primera y con una mediana de tiempo desde la primera de sólo 106 días. Hay creciente inquietud de que la exposición a la radiación durante una TC pueda ser un riesgo sanitario. Una sola TC cerebral se asocia con una dosis de radiación promedio de 1-2 millisieverts (equivalente a 100-200 radiografías de tórax). El riesgo estimado de cáncer atribuible a una sola TC cerebral es del 0,005% (1/20.000) para una persona de 45 años.

El riesgo es mayor entre los pacientes más jóvenes y entre los que reciben mayores dosis acumuladas de radiación como resultado de múltiples pruebas radiodiagnósticas.

Desafortunadamente, hasta la fecha no se han identificado características clínicas útiles para descartar causas graves de cefalea.

Un estudio clínico aleatorio halló que la ansiedad disminuía a los 3 meses entre pacientes a quienes se les había efectuado TC.

Entrevistas con especialistas en Ontario sugieren que algunos especialistas no reciben a los pacientes para interconsulta a menos que traigan el informe de una TC o una RM.

Es probable que las TC repetidas, con poco valor diagnóstico y el curso clínico favorable de la mayoría de los pacientes en quienes se efectúa una TC por cefalea continúen causando preocupación por el abuso de las TC para esta indicación. Dado que se conoce el riesgo de cáncer por exposición a la radiación durante la TC, es necesario que los médicos se aseguren de que no se indican TC para aquellos pacientes que es improbable que se beneficien con ella. La creación de reglas de pronóstico clínico de gran sensibilidad que puedan eliminar la necesidad de estudios por imágenes para los pacientes con cefalea sería muy útil para los médicos de atención primaria que son quienes reciben la mayor parte de los pacientes con este síntoma tan frecuente.

♦ Comentarios y resumen objetivo: Dr. Ricardo Ferreira

Parálisis del nervio facial

 Autor/a: James A. Owusu, C. Matthew Stewart, Kofi Boahene.  Med Clin N Am 102 (2018) 1135–1143

Introducción

La animación facial es una parte esencial de la comunicación humana y es uno de los principales medios para expresar emociones y proporcionar señales no verbales. La sonrisa, por ejemplo, ha sido juzgada como la expresión facial más importante que refleja positivamente tanto a la persona que sonríe como al observador.

Cuando la cara queda paralizada como consecuencia de diversas causas, la pérdida de la capacidad para animar la cara puede ser devastadora y a menudo se asocia con depresión, aislamiento social y disminución de la calidad de vida.

Las expresiones faciales en pacientes con parálisis facial suelen ser percibidas como negativas por los observadores, incluso cuando están sonriendo. En comparación con los controles normales, a menudo, los individuos con parálisis facial son considerados poco atractivos.

Además del “castigo” psicosocial, la parálisis afecta significativamente las funciones faciales esenciales, como el parpadeo, la protección de la córnea, la respiración nasal, la competencia labial y el habla y, la sonrisa.

En la animación facial intervienen músculos faciales comandados por el núcleo facial, a través de una red de nervios faciales y sus ramas. El deterioro de cualquiera de estos componentes puede provocar parálisis facial parcial o completa.

A menduo, una historia completa es adecuada para determinar la causa de la parálisis facial. Cuando sea necesario, se puede obtener una resonancia magnética de alta resolución o una tomografía computarizada, para evaluar el trayecto intracraneal y extracraneal del nervio facial y evaluar las anomalías esqueléticas y de los tejidos blandos.

Resultado de imagen para facial palsy

Incluso después de una historia completa y los estudios de imagen de alta resolución, la causa de una parálisis facial puede seguir siendo difícil de establecer, y requerir una exploración quirúrgica diagnóstica, para descartar neoplasias ocultas.

Las neoplasias ocultas que se enmascaran como PB comúnmente se diagnostican tardíamente y el tratamiento se inicia en un paciente que ya presenta una enfermedad avanzada, la que a menudo es incurable.

La parálisis facial que no es aguda pero afecta secuencialmente las ramas adyacentes del nervio facial no suele ser una PB.

La parálisis limitada a los músculos faciales inferiores con animación intacta de la frente suele deberse a una lesión central.

Debido a la inervación bilateral de los músculos de la frente, una lesión central no altera los músculos de la frente. La indemnidad de los músculos de la frente también puede resultar de una lesión periférica que involucra solo la división más baja del nervio facial.

Otro hallazgo distintivo de la parálisis facial central es la preservación de los movimientos emocionales de la cara, mientras que la parálisis facial periférica afecta la animación facial tanto voluntaria como emocional.

 Pruebas electrodiagnósticas

Los estudios electrofisiológicos son útiles para determinar el estado funcional de los nervios y músculos faciales. La electroneurografía (ENoG) es útil en la configuración de la parálisis facial. Involucra la estimulación eléctrica del nervio facial en el foramen estilomastoideo y mide la respuesta motora en el pliegue nasolabial. La respuesta obtenida de la estimulación del lado normal se compara con la del lado paralizado.

La existencia de más del 90% de degeneración en el lado paralizado se asocia con pocas posibilidades de recuperación.

La ENoG se realiza después de 72 horas de la lesión del nervio para dar tiempo a la degeneración walleriana. La ENoG es útil en la fase temprana de la parálisis facial de inicio agudo. Un estudio más útil para la parálisis facial prolongada es la electromiografía (EMG).

La EMG detecta la actividad muscular facial mediante la colocación de electrodos de aguja en la superficie, para registrar los potenciales de acción de la unidad motora. Los potenciales de fibrilación son los potenciales de acción de una sola fibra muscular, producidos espontáneamente o después del movimiento de un electrodo de aguja dentro de la fibra muscular.

Los potenciales de fibrilación disparan a una velocidad constante, y su presencia indica denervación de la unidad motora muscular.

La amplitud de las ondas de fibrilación también puede indicar la duración de la denervación La amplitud de los potenciales de fibrilación disminuye cuanto más largo es el músculo denervado. Como regla general, la amplitud de fibrilación grande sugiere lesiones recientes, y la amplitud pequeña indica que la lesión tiene ≥6 meses. Las unidades motoras normales tienen ondas difásicos o trifásicas.

Uno de los primeros signos de reinervación muscular es el aumento de las fases de registro de las unidades motoras. Los potenciales polifásicos son ondas de potenciales de acción. Por lo tanto, no deben retrasar la derivación a un especialista para una intervención rápida.

 Causas comunes de parálisis facial

Anormales que muestran ≥5 fases y sugieren la reinervación de la unidad motora. El silencio eléctrico caracteriza a los músculos completamente denervados con fibrosis, lo que indica una placa de una unidad motora terminal no funcionante.

En general, aunque estos estudios electrofisiológicos proporcionan alguna información pronóstica sobre el estado de los nervios faciales y de los músculos faciales, rara vez modifican el tratamiento requeerido para restaurar el movimiento satisfactorio de la cara paralizada

Idiopática (parálisis de Bell)

La PB es la causa más común de parálisis aguda unilateral del nervio facial. Se considera idiopática, aunque se sospecha que la causa principal es la reactivación de la infección por el virus del herpes latente en el ganglio geniculado.

La infección viral provoca Inflamación y edema del nervio facial. La hinchazón del nervio facial dentro del canal falopiano óseo, rígido, compromete la vascularización del nervio, particularmente a lo largo del segmento laberíntico.

El compromiso vascular provoca la degeneración de los nervios de la cara y cambios secundarios en el núcleo facial. La PB se presenta en forma aguda y progresa a lo largo de 3 a 7 días. Aunque es típicamente autolimitada, la parálisis facial y la que ocurre en la PB pueden causar una importante incompetencia oral temporal y una incapacidad para cerrar el párpado, lo que lleva a una potencial lesión ocular.

En 2013, la American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery Foundation publicó recomendaciones destinadas a mejorar la calidad de la atención y los resultados en los pacientes con diagnóstico de PB.

Las guías recomiendan enfáticamente que los médicos:

  1. Deberían evaluar al paciente teniendo en cuenta su historia clínica y el examen físico, para excluir las causas identificables de paresia o parálisis facial.
     
  2. Deben recetar esteroides orales dentro de las 72 horas posteriores al inicio de los síntomas en los pacientes >16 años.
     
  3. No deben prescribir terapia antiviral oral sola, sino combinada con esteroides orales.
     
  4. Deben implementar la protección ocular para los pacientes con PB con deterioro del cierre ocular.

Otras recomendaciones están en contra de:

  1. Los análisis de laboratorio de rutina.
     
  2. La solicitud de imágenes diagnósticas de rutina.
     
  3. Realizar pruebas electrodiagnósticas en los pacientes con PB que tienen parálisis facial incompleta.


Varios estudios han demostrado que el estado funcional del nervio facial se evidencia por el grado, número y gravedad de los síntomas asociados durante el primer mes. En general, se predice con precisión el grado de recuperación de la PB a los 6 a 12 meses.

> Infecciosa

Las causas infecciosas más comunes de la parálisis facial son el herpes zoster ótico y la enfermedad de Lyme. Otras causas menos comunes son el VIH y la otitis media. El herpes zoster ótico surge de la reactivación de virus varicela zoster latente en el ganglio geniculado. Se presenta como una parálisis facial aguda con síntomas asociados: otalgia, hipoacusia neurosensorial, vértigo y erupciones vesiculares del oído externo.

La parálisis facial con erupciones vesiculares en el oído, y se conoce como síndrome de Ramsay Hunt (SRH). Este síndrome tiene una evolución más prolongada comparado con la PB, y los síntomas pueden empeorar durante varias semanas. Se trata con antivirales (valaciclovir, famciclovir y aciclovir) combinados con esteroides. Para ser más eficaz, el tratamiento debe iniciarse dentro de las 72 horas posteriores al inicio de los síntomas.

Las infecciones del oído medio y del canal auditivo externo y mastoides pueden provocar parálisis del nervio facial. El nervio facial atraviesa el conducto de Falopio para salir por el foramen estilomastoideo. Este trayecto coloca el nervio cerca de los procesos infecciosos del hueso temporal.

La inflamación y el edema del nervio en respuesta a la infección comprometen la vasculatura del nervio debido a la rigidez del canal facial, lo que provoca la parálisis del nervio facial. Esta parálisis se puede ver en el contexto de la otitis media aguda y crónica, mastoiditis y otitis externa maligna. En la era de los antibióticos, la causa bacteriana de la parálisis facial es rara y en su mayoría se limita a casos no tratados.

La enfermedad de Lyme es multisistémica, transmitida por garrapatas y causada por la espiroqueta Borrelia Burgdorferi. La parálisis facial se puede ver hasta en el 11% de estos pacientes.

Esta enfermedad se debe sospechar en niños con parálisis facia, así como en casos de parálisis facial bilateral. Se diagnostica mediante pruebas serológicas y se trata con antibióticos. Tratada tempranamente tiene buen pronóstico, con recuperación completa.

> Neoplásico

Los tumores de los nervios faciales y las estructuras circundantes pueden comprometer la función del nervio, provocando la parálisis del nervio facial. En estos casos, la parálisis puede clasificarse como primaria o secundaria. Los tumores primarios del nervio facial son bastante raros siendo los más comunes los neuromas benignos y los hemangiomas.

Los tumores malignos de la piel facial, glándula parótida y estructuras circundantes pueden infiltrarse directamente o comprimir el nervio facial, lo que provoca una paresia o parálisis.

Se sabe que el cáncer metastásico de mama, pulmón y riñón causan parálisis facial. Los tumores benignos que comúnmente afectan los nervios faciales son los de la glándula parótida, los glómicos, meningiomas y el neurinoma acústico. Este último es el tumor más frecuente de esta categoría.

Trauma

El trayecto del nervio facial desde el tronco cerebral a través del hueso temporal hasta los músculos faciales lo pone en riesgo de lesiones traumáticas. El traumatismo del nervio facial puede ser accidental o iatrogénico. El grado de parálisis depende de la ubicación y el grado de la lesión. La clasificación de Sunderland califica las lesiones nerviosas en una escala de 5 puntos, basada en el grado de daño del tejido neural.

El grado de lesión predice el pronóstico. La lesión nerviosa grado I, conocida como neuropraxia, es una enfermedad temporaria caracterizada por el bloqueo de la transmisión de las señales nerviosas debido a la compresión o tracción nerviosa. Tienen un buen pronóstico, con recuperación de la función nerviosa normal.

Las lesiones de grado V tiene su origen en la transección completa del nervio y se asocian con mal pronóstico. Las lesiones iatrogénicas del nervio facial son más comunes que las lesiones accidentales. La mayoría de las lesiones accidentales está ocasionada por fracturas óseas temporales. Cuando se evalúa una parálisis facial traumática, el inicio de la parálisis es un determinante clave del pronóstico.

En general, la parálisis de inicio retrasado tiene buen pronóstico porque indica un nervio intacto con compromiso secundario de la función nerviosa por edema. Por el contrario, si la parálisis se produce Inmediatamente después del traumatismo augura una lesión nerviosa de mayor grado y peor pronóstico.

 Tratamiento

La parálisis facial puede tener un costo emocional significativo en los pacientes y llevarlos a la depresión, condición que debe siempre ser evaluada y tratada. El principio básico que debe guiar el tratamiento de la parálisis facial es el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano. El retraso en el tratamiento es quizás el factor más importante que  afecta el resultado a largo plazo de los pacientes con parálisis facial.

El principio básico que debe guiar el tratamiento de la parálisis facial es el diagnóstico precoz y el tratamiento temprano.

Existen opciones no quirúrgicas y quirúrgicas para tratar la parálisis facial. Estas modalidades terapéuticas están dirigidas a todo el nervio facial para facilitar la recuperación, minimizar las secuelas, y mejorar la forma y función facial.

Tratamiento no quirúrgico de la parálisis facial

Como se señaló antes, los pacientes con parálisis facial de inicio agudo con diagnóstico de PB o SRH deben tratarse con esteroides orales dentro de las 72 horas. Este tratamiento puede combinarse con antivirales, pero éstos no deben ser usados en monoterapia.

La parálisis del párpado se asocia con una ineficiencia de parpadeo significativa que puede conducir a síntomas por sequedad del ojo con queratitis, abrasión corneal y posible progresión a la pérdida de la visión. El objetivo principal de todos los médicos que manejan pacientes con parálisis facial debe ser la protección de la córnea. Los pacientes deben iniciar un régimen de lubricación tópica con gotas y pomada.

Por otra parte, el uso de una cámara de humedad u obturación del párpado puede ser beneficioso para proteger el ojo durante el sueño. Los pacientes con poca sensibilidad corneal suelen requerir medidas de protección más agresivas. Actualmente existen escudos protectores corneanos específicos para cada paciente, que son efectivos en los casos pertinaces. Un ejemplo es el Prosthetic Replacement of the Ocular Surface Ecosystem.

Los pacientes con parálisis facial a menudo preguntan sobre el papel de la fisioterapia (reentrenamiento neuromuscular) en su recuperación. Por sí misma, la fisioterapia facial puede no ayudar a la regeneración temprana del nervio facial lesionado, pero puede ayudar a abordar la regeneración aberrante que se asocia comúnmente con la lesión grave del nervio facial.

Clínicamente, la regeneración de los nervios faciales aberrantes se manifiesta como sincinesias e hiperactividad de los músculos faciales. El reentrenamiento neuromuscular desvincula los movimientos no deseados de los deseados. Debido a que la actividad no deseada se suprime, el rango del movimiento primario se extiende gradualmente, aumentando la excursión, la fuerza y el control motor.

El EMG de superficie, la retroalimentación con espejo y video ayudan a ejercer un control consciente de los movimientos deseados. Aunque hay escasez de ensayos controlados y aleatorizados bien diseñados sobre la efectividad de los ejercicios faciales para mejorar la función de la parálisis facial, algunas publicaciones apoyan su papel benéfico. Una revisión sistemática de 132 estudios, realizada por Pereira y col., investigó el papel de los ejercicios faciales en la parálisis facial y concluyó que son efectivos.

Una vez que los pacientes se sienten cómodos con los ejercicios de reentrenamiento facial autodirigidos, la quimiodenervación selectiva con la inyección de toxina botulínica puede ser beneficiosa para los pacientes con espasmos hemifaciales, sincinesias o hipercontracción del músculo facial.

Los pacientes con parálisis facial a menudo se quejan de dificultades para hablar y de la incompetencia labial. A menudo, cuando comen o beben, el bolo alimenticio cae por el ángulo de la boca. La mejoría temporal en esta fase de disfagia oral se puede lograr con la inyección de ácido hialurónico de relleno,, en el segmento adinámico del labio.

Tratamiento quirúrgico de la parálisis facial

La decisión de intervenir quirúrgicamente a los pacientes con parálisis facial está reservada a aquellos que tienen pocas probabilidades de tener una recuperación espontánea satisfactoria, después de un periodo de observación o de seguimiento del tratamiento médico.

El momento oportuno para la intervención quirúrgica no siempre está claro pero no debe retrasarse. Cuando la parálisis facial es el resultado de la interrupción completa del nervio (trauma, cirugía), claramente está indicada la reparación inmediata del nervio.

En casos de parálisis facial con el nervio anatómicamente intacto (por ej., PB, después de la resección del neurinoma acústico con nervio facial preservado, schwannoma del nervio facial, hemangioma del nervio facial), a menudo se espera que los nervios se recuperen espontáneamente, y se recomienda un periodo de observación, cuya duración no está clara.

Estudios retrospectivos y prospectivos han demostrado que los pacientes con nervios faciales anatómicamente intactos que no mejoran después de 6 meses de observación, es poco probable que logren una recuperación satisfactoria a largo plazo y deben ser considerados para la cirugía de reanimación.

Reanimación facial

Existen varias técnicas de reanimación, que pueden clasificarse ampliamente como estáticas o dinámicas. Los procedimientos estáticos suspenden las estructuras de los tejidos blandos de la cara paralizada para mejorar la simetría sin proporcionar movimiento activo. Los procedimientos dinámicos restauran la animación de la cara usando los músculos inervados.

Los procedimientos dinámicos incluyen la reparación primaria de los nervios faciales, injertos de nervios, transposición de nervios, transposición de la UTM y la transferencia de unidades neuromusculares funcionales libres.

En general, se requiere combinar procedimientos estáticos y dinámicos para restablecer el equilibrio y la función facial. La técnica seleccionada para restaurar la animación a la cara paralizada depende del estado funcional de los músculos faciales, la salud del paciente y su aceptación de los riesgos, beneficios y complejidad de las técnicas de reparación.

En general, los pacientes con músculos faciales fisiológicamente viables se benefician de los procedimientos de injerto de nervios que restablece la inervación del músculo paralizado. Cuando  los músculos faciales están denervados durante mucho tiempo, el movimiento facial dinámico, atrófico, fibrótico o de desarrollo anormal, solo puede ser restaurado con un procedimiento de transferencia muscular funcional.

Técnicas de injerto de nervio

En general, los injertos de nervios restablecen la continuidad neuronal entre el músculo facial paralizado y el núcleo motor facial. Cuando sea posible, el músculo facial paralizado debe estar reconectado con el núcleo facial ipsilateral, ya sea por la reparación directa del nervio o por un injerto de nervio.

Cuando el núcleo facial ipsilateral no puede ser reclutado quirúrgicamente o no está funcionalmente disponible, se consideran los nervios de donantes alternativos. Comúnmente, los nervios reclutados son los craneanos del donante e incluyen el nervio facial contralateral, a través de un injerto de nervio facial cruzado, y los nervios masetero e hipogloso.

Transferencia muscular funcional

Para restaurar o establecer la animación facial cuando los músculos faciales están lesionados en forma irreversible o están congénitamente ausentes, se requiere la transferencia de unidades musculares funcionales. Las unidades musculares funcionales se pueden transferir como una UTM pediculada o como un colgajo funcional muscular libre (CFML), que requiere la revascularización microquirúrgica y la anastomosis nerviosa.

En la transferencia de UTM, se desprende el tendón de un músculo funcionante, se moviliza y se reinserta en otro tendón o hueso, para sustituir la acción de un músculo no funcionante. El nervio motor y el suministro de sangre de la UTM transferida permanecen intactos. Habitualmente, para restaurar la simetría y el movimiento del labio superior el músculo temporal se transfiere como una UTM.

En este procedimiento, el tendón temporal se desprende  del proceso coronoideo de la mandíbula y se transpone a través del espacio bucal, para suspender la comisura oral y el labio. El movimiento del músculo temporal ahora produce movimiento del labio para sonreír y tono para el soporte facial. La transferencia de la UTM temporalis es un medio eficaz para restaurar la simetría, el tono y el movimiento de la cara media.

En comparación con la UTM pediculada, los CFML son más versátiles. El colgajo gracilis es el CFML más común utilizado en la cirugía de reanimación facial contemporánea para la restauración de la sonrisa. Como músculo donante sustituto, el músculo gracilis genera una fuerza de excursión adecuada de apoyo facial y restauración de la sonrisa.

Se obtiene el colgajo del músculo gracilis como un pequeño colgajo muscular y se trasplanta en la cara paralizada, se revasculariza y se inerva mediante técnicas microquirúrgicas. El colgajo gracilis comúnmente está diseñado como una paleta única, con una excursión univector que a menudo imita la contracción exterior del músculo zigomático mayor. Avances recientes han logrado complejizar más esta intervención para obtener mejores sonrisas.

Suspensión estática

Las técnicas de suspensión estática proporcionan apoyo a la cara ptósica y pueden mejorar la simetría facial en reposo, pero no proporcionan ninguna animación dinámica.

Pueden ser utilizadas en forma aislada o combinadas con otras técnicas de reanimación dinámica.

Los procedimientos estáticos incluyen el estiramiento de las cejas y eslingas en la fascia facial.

Procedimientos estáticos de párpados

Un medio común para mejorar o corregir el lagoftalmos es la carga del párpado superior con un implante. Este procedimiento se recomienda en parte por su efecto sobre la eficiencia del parpadeo. Un parpadeo completo y eficiente distribuye una película lagrimal protectora sobre la superficie ocular, que es esencial para la salud de la córnea.

La carga del párpado superior es más efectiva cuando se combina con ejercicios de eficiencia del parpadeo.

Se anima a los pacientes a practicar conscientemente el parpadeo voluntario, destinado a producir los atributos del parpadeo efectivo: amplio y completo, relajado y ligero, rápido y natural. Los implantes de párpados más utilizados son los  de oro y platino.

Eslinga de suspensión del párpado inferior

El párpado inferior retraído también se puede suspender verticalmente con eslingas de fascia colocadas a lo largo del margen del párpado inferior y con anclaje medial y lateral. La eslinga facial se puede obtener de la fascia lata o de la fascia temporal profunda. Se coloca profundamente en el músculo orbicular de los ojos y se asegura al periostio lateral y superior, en puntos de unión de los ligamentos cantales.

Adherencia intermarginal

La tarsorrafia es el cierre de los párpados mediante una adherencia de los márgenes de los párpados superior e inferior, lo que reduce la exposición de la córnea y la evaporación de la película lagrimal. Se trata de crear 2 superficies ásperas opuestas, a lo largo del margen superior e inferior del párpado. Los bordes vivos se suturan juntos para crear una adherencia. Es técnicamente sencilla y de carácter reversible.

Sincinesias

La sincinesia facial es una manifestación angustiosa de la regeneración aberrante del nervio facial después de la parálisis facial. La sincinesia se refiere a un movimiento facial anormal, no deseado, involuntario, que se produce junto con el movimiento facial intencional. Por ejemplo, la sincinesia oro-ocular se produce cuando el movimiento de los labios provoca el cierre de los párpados.

Las formas leves de sincinesias pueden pasar desapercibidas, pero las formas graves no pueden ser ignoradas porque pueden causar dolor facial intenso y tirantez facial. El tratamiento de las sincinesias faciales es uno de los aspectos más desafiantes del tratamiento de la parálisis facial.

Se recomiendan ejercicios de reentrenamiento facial para ayudar a suprimir los movimientos no deseados. La modalidad terapéutica más común es la quimiodenervación selectiva con toxina botulínica.

Resumen

La parálisis del nervio facial puede tener un costo físico y emocional significativo para los individuos afectados Se necesita una historia clínica completa y un examen físico para limitar el diagnóstico diferencial amplio y determinar un plan de manejo adecuado.

Es necesaria la intervención oportuna para proporcionar a los pacientes la mejor oportunidad de recuperación de la función nerviosa normal. El cuidado de los ojos debe iniciarse en todos los pacientes con parálisis del nervio facial y signos de cierre ocular incompleto.

Resumen y comentario objetivo: Dra. Marta Papponetti

Vértigo posicional paroxístico benigno

 Autor/a: Shayna R. Cole, AuD, CCC-A and Julie A. Honaker, PhD, CCC-A Benign paroxysmal positional vertigo: Effective diagnosis and treatment

Resumen

El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), causado por cristales rebeldes ("litos") en los canales semicirculares del oído interno, es la causa más común de síntomas breves de vértigo secundario a movimientos de la cabeza y el cuerpo. Diagnosticarlo y tratarlo es fácil de hacer en el consultorio médico.

Este artículo revisa el diagnóstico diferencial para pacientes que presentan mareos y vértigo, la fisiopatología del VPPB, cómo diagnosticarlo usando maniobras para provocar síntomas y nistagmo, cómo interpretar el patrón de nistagmo para determinar dónde están los litos y cómo tratarlo usando diferentes maniobras para reposicionar ("hacer rodar") las rocas de vuelta a donde pertenecen.

Puntos clave

  • Los síntomas de vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) generalmente duran de segundos a minutos y no están asociados con pérdida de audición u otros signos o síntomas neurológicos.
     
  • Mareos o vértigo al acostarse o cambiar de posición es un fuerte predictor de VPPB. La afección se diagnostica fácilmente con las maniobras de Dix-Hallpike y de giro en decúbito supino.
     
  • El tratamiento puede ser realizado por un médico general o por un especialista en rehabilitación vestibular o audiología vestibular. Si las maniobras de cambio de posición no alivian los síntomas, se debe considerar un estudio completo, que incluya imágenes radiográficas y una batería de pruebas vestibulares.

    Introducción

    Los mareos son una queja común que puede afectar a personas de todas las edades: aproximadamente el 15 % de los adultos estadounidenses reportan problemas de equilibrio o mareos. Es el motivo de muchas visitas a la sala de emergencias, secundarias a condiciones benignas (p. ej., condiciones vestibulares, migraña, condiciones psicógenas) y condiciones graves (p. ej., accidente cerebrovascular, enfermedad inflamatoria del sistema nervioso central, tumor intracraneal o hemorragia).

    Desafortunadamente, los trastornos del equilibrio a menudo son difíciles de diagnosticar y manejar, debido en parte a los síntomas subjetivos y la complejidad de las condiciones neurológicas, cardiovasculares, metabólicas, tóxicas, vestibulares y psiquiátricas que pueden causarlos. Los síntomas también pueden ser similares a los de las condiciones que amenazan la vida, lo que dificulta el diagnóstico.

    Este artículo proporciona una actualización sobre el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), un trastorno común del equilibrio, y cómo distinguirlo de otras causas de mareos, vértigo y desequilibrio con maniobras fáciles de cambio de posición. También discutimos la mejor manera de tratarlo con maniobras de cambio de posición.

    Mareos vs vértigo

    Los pacientes usan el término mareo para describir varias sensaciones diferentes, pero médicamente hablando es diferente del vértigo. El mareo es cualquier distorsión de la sensación de dónde uno está dentro de un espacio, mientras que el vértigo es una falsa sensación de movimiento, específicamente rotación o giro.

    Una historia clínica completa puede diferenciar entre estas sensaciones y señalar una causa.

    Las preguntas deben centrarse en lo siguiente:

    • Calidad de los síntomas, como vértigo, oscilopsia (la ilusión de que los objetos se mueven de un lado a otro), desequilibrio general o aturdimiento.
       
    • Evolución temporal de los síntomas, como la velocidad de inicio, la duración, las circunstancias del inicio, el tiempo transcurrido desde el episodio inicial y la frecuencia de los episodios.
       
    • Factores asociados, como migraña o cambios en la visión, el oído o la respiración
       
    • Factores que exacerban y alivian, como movimientos de la cabeza o del cuerpo, cerrar o abrir los ojos, mirar en una dirección u otra, entrar o salir de un campo visual ocupado, toser, estornudar o sonidos fuertes.
       
    • Otros antecedentes médicos pertinentes, como problemas de visión, discapacidades de las extremidades inferiores, medicamentos que pueden causar mareos, diabetes, neuropatía, enfermedad cerebrovascular, accidente cerebrovascular, dolor de cuello, convulsiones, hipertensión, problemas cardíacos u ototoxicidad.

    Los trastornos vestibulares comunes tienen características típicas que son clave para acotar rápidamente la causa de los síntomas y realizar las derivaciones adecuadas.

    Una causa común de mareos y vértigo

    El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es una de las causas vestibulares más comunes de mareos. Royl et al informaron que era el diagnóstico más frecuente en pacientes que acudían al servicio de urgencias con mareos. Su prevalencia aumenta con la edad y afecta con mayor frecuencia a personas mayores de 40 años. Es más común en mujeres que en hombres.

    Aunque el VPPB es común, a menudo pasa desapercibido lo que lleva a procedimientos de diagnóstico, derivaciones y tratamientos costosos e innecesarios. Si no se detecta ni se trata, el VPPB también puede provocar una mala calidad de vida y caídas, la principal causa de lesiones y hospitalizaciones relacionadas con traumatismos en adultos mayores.

    Episodios breves de vértigo asociados al movimiento

    El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) se presenta como breves episodios de vértigo, que suelen durar de segundos a minutos y se asocian con el movimiento de la cabeza, el movimiento del cuello o cambios de posición generales.  Los desencadenantes comunes incluyen:

    • Darse la vuelta en la cama.
    • Mirar hacia arriba o hacia abajo.
    • Levantarse desde una posición supina.
    • Acostarse desde una posición sentada.
    • Inclinándose hacia adelante.

    Puede haber una latencia breve de segundos entre el cambio de posición inicial y los síntomas correspondientes. Los pacientes también pueden experimentar náuseas o emesis durante un episodio e informar una sensación general de flotación o desequilibrio.

    Causas del vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB)

    En lo profundo de la parte petrosa del hueso temporal se encuentra el laberinto membranoso, alojado dentro del laberinto óseo (Figura 1). El laberinto membranoso está lleno de líquido (endolinfa) y alberga la cóclea y las estructuras vestibulares: los 3 canales semicirculares -anterior, posterior y horizontal (también llamado lateral) y los 2 órganos otolitos (sáculo y utrículo). Los canales semicirculares detectan la aceleración angular y los órganos otolitos detectan la aceleración lineal, proporcionando nuestras señales internas para la orientación de la posición en el espacio, el movimiento, la estabilización de la mirada y el control postural.

    Figura 1


    Los canales semicirculares (anterior, posterior, horizontal) detectan la aceleración angular y los órganos otolitos (sáculo, utícula) detectan la aceleración lineal, proporcionando señales internas para la orientación de la posición en el espacio, el movimiento, la estabilización de la mirada y el control postural
    .

    Los movimientos corporales hacen que el líquido de los canales semicirculares se mueva y estimule los cilios de las células ciliadas sensoriales. Esto desencadena la transmisión de señales neuronales al cerebro para iniciar respuestas reflejas apropiadas para los ojos, la cabeza y los ajustes posturales. Estos movimientos reflejos nos permiten ver las cosas con claridad cuando nuestra cabeza y nuestro cuerpo están en movimiento y evitan que nos caigamos.

    Los 3 canales semicirculares están colocados en ángulos de 90 grados entre sí y, por lo tanto, pueden detectar la rotación en todas las direcciones. Así, por ejemplo, al girar la cabeza para mirar por encima del hombro derecho, se excita el canal semicircular horizontal derecho y se inhibe el horizontal izquierdo.

    El utrículo y el sáculo son sensibles a la gravedad y contienen cristales densos llamados otoconias que descansan sobre los órganos sensoriales. Con movimientos lineales (p. ej., inclinarse hacia un lado), las otoconias se mueven y señalan respuestas reflejas similares a las de los canales semicirculares para mantener el equilibrio de los ojos, la cabeza y el cuerpo.

    El VPPB es causado por otoconias flotantes que se han desprendido de los órganos otolitos como resultado de una lesión, infección, diabetes, migraña, osteoporosis, reposo prolongado en cama o envejecimiento. Las otoconias desprendidas pueden acumularse en los canales semicirculares. Dado que cada canal semicircular está orientado en un plano diferente en el espacio, cuando las otoconias desprendidas se acumulan en uno o más de ellos, pueden estimularse al cambiar de posición y causar vértigo y nistagmo.

    La mayoría de los casos de VPPB son idiopáticos o causados ​​por un traumatismo craneal, pero pueden ser el resultado de otros trastornos vestibulares (p. ej., enfermedad de Menière, laberintitis) o trastornos del sistema nervioso central (p. ej., migraña, esclerosis múltiple).

    La evidencia reciente sugiere que el VPPB tiene un aspecto estacional, quizás relacionado con niveles variables de vitamina D a lo largo del año. Las otoconias están compuestas de carbonato de calcio y, por lo tanto, podrían tener factores de riesgo de desmineralización, similares a los huesos. Maia et al 12 analizaron 214 pacientes diagnosticados con VPPB idiopático en Brasil durante 5 años y encontraron que significativamente más pacientes se presentaban en otoño e invierno que en primavera y verano. Esto sugiere que los niveles más bajos de vitamina D, debido a la menor cantidad de luz solar, podrían estar contribuyendo a la estacionalidad del VPPB.

    Maniobras de diagnóstico

    El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es relativamente simple de diagnosticar y tratar. Al mover al paciente en diferentes posiciones, observar sus movimientos oculares y preguntarle si siente que la cabeza le da vueltas, los médicos pueden determinar qué canal semicircular se está estimulando. La otoconia en el canal semicircular posterior representa hasta el 90% de los casos, y la otoconia en el canal horizontal representa la mayor parte del resto, mientras que la afectación del canal semicircular anterior es relativamente rara y generalmente se debe a maniobras de reposicionamiento fallidas para eliminar la otoconia del canal posterior.

    El nistagmo consiste en la oscilación de los ojos y puede ser horizontal (hacia un lado y hacia atrás), torsional (de naturaleza rotatoria) o vertical (hacia arriba o hacia abajo y hacia atrás), o una combinación de algunas o las tres. La dirección y características de los movimientos oculares corresponden al canal semicircular estimulado durante el posicionamiento. Los síntomas son breves, a menudo duran menos de 60 segundos.

    Maniobra de Dix-Hallpike

    Las variantes del vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) que afectan a los conductos semicirculares verticales (es decir, el anterior y el posterior) se diagnostican mediante la maniobra de Dix-Hallpike. Consiste en 2 cambios de posición (sentado a supino y supino a sentado) con la cabeza del paciente girada 45° (Figura 2). Cuando se mueve al paciente de la posición sentada a la posición supina, el médico puede observar el patrón de movimiento ocular excitatorio del canal con la otoconia, con nistagmo horizontal hacia el oído afectado y cualquiera de los siguientes:

    • Arriba (si las otoconias están en el canal posterior).
    • Hacia abajo (si están en el canal anterior).

    Figura 2


    La maniobra de Dix-Hallpike para detectar otoconias en los canales semicirculares posterior o anterior. Si se sospecha que la otoconia está en el oído derecho, el paciente se sienta erguido con la cabeza girada 45° a la derecha; si se sospecha que la otoconia está en el oído izquierdo, el paciente gira la cabeza hacia la izquierda. Luego, el médico mueve rápidamente al paciente a una posición supina con la cabeza colgando y verifica si hay signos de nistagmo, y el paciente informa cualquier síntoma (p. ej., mareos, vértigo). Después de 60 segundos, se vuelve a colocar al paciente en una posición sentada con la cabeza todavía girada y el médico observa de nuevo los síntomas y signos. Durante la maniobra, el movimiento de la otoconia dentro del canal semicircular posterior derecho (en la imagen inferior derecha) provoca una respuesta excitatoria (es decir, nistagmo) hacia la derecha y hacia arriba, como indican las flechas en la imagen superior derecha.

    Cuando el paciente pasa de la posición supina a la sedestación, debe observarse un patrón de nistagmo inverso, que indica la inhibición del canal con la otoconia, con nistagmo torsional hacia el lado sano y cualquiera de los siguientes:

    • Abajo (para el canal posterior).
    • Arriba (para el canal anterior).

    Luego se repite la maniobra con la cabeza del paciente girada hacia el otro lado, es decir, para evaluar tanto el lado derecho como el izquierdo.

    Prueba de giro supino

    La maniobra de Dix-Hallpike no siempre provoca vértigo y nistagmo en los casos de VPPB que se deben a otoconias en el conducto semicircular horizontal. Por lo tanto, se recomienda la prueba de giro en decúbito supino como segunda maniobra de detección (Figura 3).

    Figura 3


    La prueba del giro supino para detectar otoconias en los canales semicirculares horizontales. (A) Con el paciente en posición supina, el médico gira rápidamente la cabeza del paciente hacia la derecha y evalúa el nistagmo horizontal y los síntomas del paciente. (B) Después de 30 a 60 segundos, el médico gira rápidamente la cabeza del paciente hacia la izquierda y nuevamente observa si hay nistagmo horizontal y síntomas. La dirección del nistagmo (es decir, geotrópico frente a apogeotrópico) con los cambios en el movimiento de la cabeza indica el canal horizontal afectado.

    Un signo positivo de VPPB durante esta prueba es el nistagmo horizontal tanto en la posición de la cabeza a la derecha como a la izquierda. Si el nistagmo está en la misma dirección en la que gira la cabeza, el patrón se denomina geotrópico. Si es en la dirección opuesta, el patrón se llama apogeotrópico.

    Consulte en caso de duda

    Las guías de práctica clínica recientes indican que el diagnóstico adecuado de VPPB se realiza cuando se observan tanto los síntomas informados por el paciente como el patrón de nistagmo apropiado durante los cambios de posición. Sin embargo, pueden ocurrir resultados negativos falsos. Cuando se sospecha firmemente de VPPB en base a la historia, pero las maniobras de Dix-Hallpike y de giro en posición supina son negativas, se debe derivar al paciente a un terapeuta vestibular o a un audiólogo vestibular para una evaluación adicional.

    Maniobras de tratamiento

    Una vez diagnosticado el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), el tratamiento se basa en el canal semicircular afectado. Esto implica una serie de movimientos de la cabeza y el cuerpo guiados por el médico para sacar la otoconia del canal semicircular y regresar al utrículo, con la ayuda de la gravedad. El proceso es simple y se puede realizar en una silla de examen estándar que se puede reclinar por completo o en una mesa. Estas maniobras a menudo pueden proporcionar un alivio inmediato y duradero. En varios estudios, su eficacia osciló entre aproximadamente el 76 % y el 93 %.

    Maniobra de Epley para VPPB del canal posterior o anterior

    En 1992, Epley describió una serie de movimientos de la cabeza y el cuerpo para sacar las otoconias de los canales semicirculares verticales (es decir, los posteriores y los anteriores). El procedimiento es fácil de realizar pero requiere atención cuidadosa para mantener la cabeza y el cuerpo del paciente en la posición adecuada durante toda la maniobra (Figura 4). Además, los ojos del paciente deben ser monitoreados a lo largo de cada etapa de la maniobra para observar el patrón de nistagmo, el cual debe permanecer consistente con el observado durante la maniobra de Dix-Hallpike o de giro en decúbito supino. Los patrones de nistagmo consistentes aseguran que el médico no haya movido la otoconia a un canal semicircular diferente en lugar de los órganos otolitos.

    Figura 4

    La maniobra de Epley para eliminar la otoconia de los canales semicirculares posterior o anterior:

    1. Coloque al paciente en posición sentada sobre la cama y gire la cabeza 45° hacia el oído con la otoconía sospechosa. Las inserciones de color muestran el movimiento de la otoconia.
       
    2. Mueva rápidamente al paciente a una posición supina con la cabeza girada y extendida hacia abajo.
       
    3. Mueva la cabeza del paciente hacia el otro lado, teniendo cuidado de mantenerla en el plano correcto. La posición final después del giro debe ser de 45° hacia el oído no afectado, extendido hacia abajo.
       
    4. Ayude al paciente a colocarse sobre el lado no afectado con la barbilla del paciente a 45° hacia la oreja no afectada (el paciente mirará hacia el suelo en esta posición).
       
    5. Finalmente, ayude al paciente a volver a sentarse, manteniendo la cabeza girada sobre el hombro.

    Maniobra de Semont, una alternativa a la maniobra de Epley

    La maniobra de Semont es una alternativa adecuada a la maniobra de Epley para tratar el VPPB del canal vertical. Esta maniobra requiere mover rápidamente al paciente a través de una serie de posiciones de la cabeza y el cuerpo (Figura 5).

    Figura 5

    Maniobra de Semont, una forma alternativa de eliminar la otoconia de los canales posterior o anterior:

    1. Coloque al paciente en posición sentada sobre la cama y gire la cabeza 45° en dirección opuesta a la oreja con la otoconia sospechosa en el canal semicircular vertical.
       
    2. Mueva rápidamente al paciente de costado con la nariz hacia el techo.
       
    3. Mueva rápidamente al paciente hacia arriba y hacia el otro lado con la cabeza en el mismo ángulo de 45° con la nariz mirando hacia el suelo. Luego, el examinador ayuda al paciente a sentarse, manteniendo la cabeza a 45° del oído con sospecha de vértigo posicional paroxístico benigno del canal semicircular vertical (VPPB).

    Nota: La posición de la cabeza descrita en el paso 1 se utiliza para el VPPB del canal semicircular posterior. El paciente debe girar la cabeza 45° hacia la oreja con sospecha de VPPB del canal semicircular vertical si el canal semicircular anterior está afectado.

    Al igual que con la maniobra de Epley, el médico debe centrarse en los patrones de nistagmo a lo largo de la maniobra, que deben ser coherentes con los observados durante la exploración diagnóstica (p. ej., la maniobra de Dix-Hallpike).

    La maniobra de giro para el tratamiento del VPPB del canal horizontal

    Como se indicó anteriormente, el diagnóstico adecuado del VPPB del canal semicircular horizontal del lado afectado requiere una revisión cuidadosa del patrón de nistagmo (geotrópico frente a apogeotrópico) durante la prueba de giro en decúbito supino.

    El VPPB de canal horizontal geotrópico es más común que el apogeotrópico. A menudo, escuchar al paciente describir sus síntomas y observar los patrones de nistagmo ayuda a determinar qué lado está afectado y debe tratarse. Se justifica la remisión a un especialista vestibular para garantizar el lado correcto y el tratamiento adecuado. Además, muchos otros trastornos pueden presentarse con nistagmo horizontal con cambio de dirección, y en estos casos se debe realizar una evaluación exhaustiva para confirmar o descartar el VPPB.

    Dado que el VPPB del canal semicircular horizontal geotrópico es más común que la variante apogeotrópica, los médicos pueden realizar la maniobra de giro de 360°. Si la variante apogeotrópica está presente, se puede realizar la maniobra de Gufoni. Seguir los pasos que se muestran en la Figura 6 asegura la colocación adecuada de la cabeza y el cuerpo para sacar los desechos del canal horizontal afectado. Es imperativo apoyar la cabeza del paciente durante todos los movimientos. El paciente debe permanecer en cada posición hasta que desaparezcan los síntomas y el nistagmo.

    Figura 6



    Maniobra de giro (360°) para despejar otoconias del canal semicircular horizontal:

    1. Coloque al paciente en decúbito supino y gire la cabeza 90° hacia la oreja con la otoconia sospechosa en el canal semicircular horizontal.
       
    2. A continuación, gire la cabeza del paciente hacia el centro, con la cabeza elevada 30°.
       
    3. Maniobre al paciente de costado (90°) hacia el oído no afectado.
       
    4. Mueva al paciente a la posición prona con los codos flexionados. Nota: A veces, el tratamiento puede terminar en esta posición (llamada maniobra de 270°).
       
    5. Finalmente, ayude al paciente a ponerse de espaldas hacia el oído afectado, completando una rotación completa de 360°.

    Ruta de atención del paciente con vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB)

    La siguiente ruta de atención es una guía sugerida para evaluar y tratar el VPPB.

    • Determine si los síntomas de mareo o vértigo del paciente duran de segundos a minutos en respuesta a los cambios de posición. Si el paciente tiene síntomas cardiovasculares o neurológicos agudos, considere un estudio adicional para descartar un accidente cerebrovascular o un diagnóstico cardiovascular.
       
    • Tome los signos vitales, incluida la presión arterial.
       
    • Verificar medicamentos.
       
    • Realizar un examen de los nervios craneales; buscar cualquier nistagmo o movimientos oculares desconjugados.
       
    • Realice la maniobra de Dix-Hallpike y la maniobra de giro en decúbito supino. Si estas maniobras provocan síntomas y nistagmo, considere el tratamiento para el VPPB o derive al paciente a un fisioterapeuta vestibular o a un audiólogo vestibular para realizar la maniobra de tratamiento.
       
    • Si el paciente cumple con los criterios de diagnóstico para VPPB y no tiene otros síntomas o signos que sugieran otro trastorno otológico o neurológico, no se recomiendan imágenes radiográficas ni pruebas vestibulares formales. Si el paciente tiene indicaciones otológicas o neurológicas separadas o antecedentes complicados o si el diagnóstico de VPPB no está claro, se debe considerar un estudio completo que incluya la derivación a un otorrinolaringólogo, un audiólogo vestibular para una prueba vestibular formal y un neurólogo.
       
    • Muchos pacientes experimentan síntomas persistentes de desequilibrio después del tratamiento exitoso del VPPB. Considere la derivación a un programa de rehabilitación vestibular para promover la compensación y la habituación a los síntomas.
       
    • Los pacientes también pueden encontrar útil realizar maniobras de reposicionamiento de partículas en el hogar para ayudar a tratar el VPPB recurrente o persistente. Los pacientes pueden recibir folletos sobre cómo realizar el tratamiento en el hogar o ser referidos a recursos en línea (p. ej., https://my.clevelandclinic.org/health/diseases/11858-benign-paroxysmal-positional-vertigo-bppv).